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10 días en Florencia y Venecia. Llegamos a Florencia

Jueves. Nos vamos a Florencia.  A las 9.00 suenan las alarmas de los móviles. Llevo despierta ya un rato. Tengo el cuello destrozado. La almohada era demasiado alta. Y dura. De madrugada ha estado lloviendo.  Abrimos las contraventanas. Sol. Nos vamos a desayunar. El desayuno es en la misma recepción. Una única y gran mesa para todos los huéspedes. Somos los primeros en llegar. El desayuno simple. Algo de bollería industrial, algún croissant relleno de mermelada, zumo con sabor extraño y café con leche. No tardamos ni diez minutos en estar de vuelta a la habitación. Justo en el mismo instante que 4 huéspedes llegan a desayunar.

Recogemos de nuevo las maletas y nos despedimos de la simpática china. El hotel ya nos lo han cobrado a través de la tarjeta antes de llegar. No hay tasas de turistas que pagar.

A Florencia en tren de alta velocidad

En la estación de Mestre nos acercamos a un puesto de Trenitalia para que nos informen sobre cuál es nuestro anden y la hora de llegada del tren. En los paneles que hay en la estación aún no pone nada. Vamos en un frecciarossa. Un tren de alta velocidad. Los billetes los teníamos sacados ya por internet, en la página de Trenitalia www.trenitalia.com. Tenemos que coger el que va dirección Roma-Termini. Hasta las 12.47 no tiene la llegada a Mestre.

Hay tiempo de tomar algo. Zumo de piña y zumo de melocotón. Traductor de Google en mano me acerco a la barra de la cafetería. Y se lo enseño a la chica de detrás de la barra. Zucco di ananas y zucco di pesca. “Qué brava!” me espeta. Algo me está diciendo. Y me señala hacia un lateral de la barra. Autoservicio?. Por más que busco por allí yo no veo zumos de ninguna clase. Pero sí una caja donde la gente está pagando.

Me pongo en la cola. “Zucco di ananas y zucco di pesca?” le pregunto a la cajera. “Si”. Y me cobra 2,80 € cada zumo que aún no nos hemos tomado. Como no me muevo algo me dice al tiempo que me señala la barra de la cafetería. Vale. De nuevo a la barra. Esta vez, de voz viva, le pido el zucco di ananas y el zucco di pesca al tiempo que le enseño mi ticket. Y me pone los dos zumos.

Me empieza un migraña. Me tomo un espidifen lo más rápido que puedo. Se me quedan los polvos en medio de la garganta. Cruzo los dedos para que no me vaya a más. Tenemos dos horas de viaje por delante para cerrar un poco el ojo y que se me vaya pasando. Antes de ir para el andén una visita al baño. 0,80 céntimos por mear.

En los paneles de la estación ya viene indicado nuestro tren y nuestro andén. Lo buscamos. La migraña parece que no va a más. Llega el frecciarossa. En un lateral viene indicado el número del tren. Y los vagones. El nuestro es el 8.

Apenas hacemos paradas. El paisaje es aburrido. Unos paneles indican, de vez en cuando, la velocidad a la que vamos. En algún punto llegamos a los 288 km/h. Vamos con 17 minutos de retraso. Nos acercamos a Florencia. Llueve como si nunca lo hubiera hecho. El cielo negro y encapotado. Me miro los pies. En sandalias. Lo bueno es que el agua que entre va a salir de la misma.

Llegamos a Florencia sobre las 14.00 horas. Ha dejado de llover. La temperatura es buena. Salimos de la estación de Santa María de Novella. Nuestro hotel está a menos de 10 minutos de la estación. En línea recta. Fácil de encontrar. Llegamos al Hotel Caravaggio y hacemos el check in. La chica de la recepción habla un poco de castellano. Aún así, las indicaciones que nos da en italiano las entendemos. Nos indica la clave del wifi. Nos proporciona un mapa de la ciudad y nos advierte que los desayunos se sirven en la primera planta hasta las 10.00 de la mañana.

Subimos a la habitación. Es amplia. Da a una plaza y a la entrada principal del hotel. Deshacemos las maletas. La almohada parece cómoda. En el armario otro par de ellas aún más bajas.

Con mochila al hombro y cámara de fotos en ristre salimos a conocer Florencia. O Firenze, como la conocen los italianos. Un auténtico museo al aire libre, cuna del Renacimiento, tierra de Dante Alighieri, de increíbles obras de Miguel Ángel, Brunelleschi, Botticelli, hogar de los Medici, etc, etc.

En nuestra ruta del día visitamos la iglesia de Santa Maria de Novella (7,50€ la entrada), muy cerca de la estación de trenes. Si tienes intención de entrar asegúrate que tu indumentaria es la apropiada. De lo contrario, te tendrás que enfundar en una especie de batín azul nocturno que te dan a la entrada.

Dentro, numerosas obras de arte. Nos quedamos absortos contemplando los frescos. Y el crucifijo de madera. De Brunelleschi.

Salimos al claustro. Perfecto para sentarnos un rato y dejar pasar el tiempo…

Antes de abandonar Santa Maria Novella, una visita a su cementerio. La parte más antigua de la iglesia. Y curiosa de ver.

Terminada la visita, nos vamos a buscar la farmacia más antigua de Europa, la de Santa María de Novella. Cuatro siglos de actividad ininterrupida!!.  Nos costó dar con ella, pero al final lo logramos. En Via della Scala, 16. Entrada gratis. Y merece la pena entrar a visitarla.

Como dato curioso, sus colonias han aparecido en películas como Hannibal Lecter y Casino Royal.


El siguiente punto en nuestra ruta es la iglesia de Santa María Maggiore. A simple vista no tiene nada. Y además la entrada es gratis. Pero tiene una curiosa historia.

Según una leyenda un conocido personaje de la época fue acusado de practicar hechicería y cuando iba camino de ser ajusticiado se paró delante de esta iglesia suplicando un trago de agua. Entonces apareció una mujer, que sacando la cabeza por una de las ventanas, le negó todo tipo de líquidos creyendo que un alquimista como él lo podría utilizar para atraer al diablo y liberarse. La mujer gritó “si bebe, no se quemará”, a lo que él le contestó “ y tu no levantarás jamás la cabeza de ahí”. Y ahí sigue la cabeza de la mujer. En la fachada de la iglesia. Estuvimos un buen rato intentando localizarla. Y la localizamos!.

Seguimos de ruta por las calles de Florencia. En cada calle nos tropezamos con algún palacio, palacete o iglesia. Muchas tiendas dedicadas a la venta de productos de cuero.

Llegamos a la Piazza del Duomo. Estamos delante de uno de los monumentos más representativos de Florencia. La Catedral de Santa Maria de Fiore. Con su cúpula perfecta. El Campanile. El Battisterio. Todo ello hace empequeñecer al resto de monumentos de la ciudad. Es impresionante. Con las paredes en mármol blanco, verde y rosa. La cuarta catedral más grande del mundo. No me puede imaginar cómo será la primera…

De noche es aún más espectacular.

La plaza está repleta de turistas. Alrededor de ella un montón de negocios. Sobretodo restaurantes y cafeterías. Y heladerías. Y en una de ellas decidimos entrar a probar uno de sus helados. Pedimos una copa helada para compartir. El precio, en concordancia con la zona, nos clavan 13 € por la copa!!.

Continuamos con la ruta. Lo siguiente en ver será la Piazza de la República, una de las más grandes de Florencia. Llena de restaurantes. Y de gente. Y de artistas callejeros. Y de recién casados improvisando el que tal vez sea su primer baile como marido y mujer…

Muy cerca, el Palacio Strozzi del que únicamente vemos su patio interior. Dicen que es uno de los palacios más bellos del renacimiento italiano. Dicen. Para construirlo derribaron 15 edificios adyacentes.

Atravesamos su patio interior y salimos a la calle Tornabuoni. Llena de tiendas de firma. Y algún que otro avispado vendedor de amuletos y baratijas que te asalta a la mínima de cambio.

Seguimos recorriendo las calles de Florencia hasta que damos con el rio Arno. Y con su famoso puente. El Puente Vecchio. Hoy no lo cruzaremos. Está atardeciendo. Durante un largo rato nos quedamos contemplándole. Cuánta historia guardarán sus cimientos!!.

Nos volvemos a sumergir en las calles de Florencia. Y damos con la Piazza della Signoria. Allí tenemos el Palacio Vecchio. Y una réplica del David de Miguel Angel.

Y un museo al aire libre. La Logia dei Lanzi. Con unas cuantas esculturas para contemplar. Todo un deleite para los amantes del arte!.


Se está haciendo tarde. Y la gente empieza a llenar las terrazas de los restaurantes. De camino hacia el hotel, en la Plaza de San Lorenzo, decidimos entrar en una pizzería. Pizzeria lo Spuntino. Un par de pizzas (8,50€ cada una), una botella de agua, un caffé latte (3,50€) y un cortado (2€). Y nos vuelven a cobrar el “coperto”. 1,50€ por cabeza. Y volvemos a dejar propina. En nuestra defensa decir que las pizzas estaban buenas.

De ahí al hotel. Una ducha y a dormir. Mañana toca ver Florencia desde las alturas.

Mariarka :Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.