Miercoles, 9 de agosto. Por fin ha llegado el día. Llevamos casi más de un año preparando este viaje.
En un principio pensamos en ir con nuestro coche. Visitaríamos Roma, subiríamos hasta Florencia parando en pueblos de las Toscana, conoceríamos Florencia y luego hasta Venecia. Demasiadas cosas para tan poco tiempo (y para un presupuesto un poco ajustado). Quitamos Roma. Tomamos como base Florencia y de ahí nos movemos por los pueblecitos de la Toscana. Y luego a Venecia.
Pues tampoco. Las opiniones de internautas sobre el alquiler de coches en Italia nos quitan las ganas. Y para remate, en Florencia hay muchas calles que no puedes circular con el coche. O puedes. Pero dentro de un horario. Que vete tú a saber cuál será. Y en Venecia, hay que quedarse en Mestre. O en Lido. Y andar pendientes de trenes o de vaporetos. Volvemos a reorganizar el tour. Fuera el coche. Haremos únicamente Florencia, con alguna excursión a algún pueblo de La Toscana, y luego nos iremos a Venecia. Ocho días completos. Cuatro en cada una de las ciudades. Según las opiniones de expertos foreros en el tema, más que de sobra para hacernos una idea de ambas.
Comienza el viaje. Florencia, Venecia, allá vamos!.
Y así nos plantamos en el miércoles. Tenemos la salida de Loiu a las 13.30. Con Iberia. Y con escala en Madrid. De Madrid saldremos a las 15.30. Cruzo los dedos para que el avión salga puntual de Loiu. Y lo hace. Aterrizamos en el aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas sobre las 14.30. Volamos por la T4 con las maletas hacia nuestra puerta de embarque. Llegamos justo en el momento en que empieza a formarse la cola para el embarque de nuestro vuelo. Buen momento para dar cuenta del bocata de chorizo. Lo termino en el mismo instante en que empieza el desfile hacia el interior del avión. Seguimos volando con Iberia.
Por megafonía nos informan que nos estamos aproximando a Venecia. Tenemos buen tiempo con una suave brisa y 31º. Me emociono. Madre mía, si hay temperatura más allá de los 20º en los que se nos ha atascado el termómetro en Bilbao!
Ya estamos en Venecia!. Ahora tenemos que coger el bus hacia Mestre, donde pasaremos la primera noche antes de ir a Florencia. Pero primero hay que buscar las máquinas o las taquillas para sacar el billete de bus. Después de unas cuántas idas y venidas buscando las taquillas nos decidimos a sacarlos en las máquinas. Podemos ir con los buses de ACTV (línea urbana con sus correspondientes paradas) o coger el bus directo de ATVO. Lo tenemos claro. Sacamos dos billetes de la línea ATVO. 8 euritos cada uno. Pero tenemos el asiento asegurado, aire acondicionado y las maletas irán en el maletero.
Salimos de la terminal, de la zona donde se recogen las maletas. Y allí está el puesto de ATVO. Billete en mano nos acercamos a él. A preguntar dónde se coge el bus. Una chica, que habla algo de español, nos indica dónde lo tenemos que coger. Andén 4. Cruzar dos calles en cuanto salgamos del aeropuerto y a la derecha. No tiene pérdida. Y nos vamos para allá.
Una bofetada de calor nos recibe en cuanto ponemos un pie en la calle. A qué llaman aquí “suave brisa”?. Que me traigan mis 20º de Bilbao!!. Buscamos el andén. Lo tenemos localizado. Aún faltan 20 minutos para que llegue el autobús. Retrocedemos. Hacia la sombra. No. Mejor hacia dentro del aeropuerto, que ahí se estaba muy bien.
Cinco minutos antes de que llegue el bus, volvemos a salir al infierno. En la parada, una empleada de ATVO nos valida los billetes. Hay una validadora en la misma parada. Y sino, dentro del bus. Subimos. Qué fresquito se está. El aire acondicionado lo lleva puesto a tope.
Llegada a Mestre y alojamiento.
En poco más de 10 minutos llegamos a la estación de trenes de Mestre. Localizamos el camino que tenemos que seguir para llegar hasta nuestro hotel. Un B&B llamado Rosapepe. No. No hablan ni un poquito de castellano. A pesar del nombre. Nos recibe una simpática china. Rellenamos sendas fichas con nuestros datos y nos lleva a la habitación. Sencilla. Con vistas a un patio interior. Pero por lo que nos ha costado y para pasar una noche cumple de sobra con las expectativas.
Dejamos las maletas y salimos a inspeccionar la zona. Mucho oriental y mucho paquistaní o hindú. Nos acercamos a la estación de trenes. A familiarizarnos con ella. Mañana salimos de aquí hacia Florencia. En frente, un restaurante que tiene buena pinta. Y bastante gente ya sentada cenando. El “Soul kitchen Caffe”. Entramos y pedimos para cenar. Yo, en un alarde de originalidad, pido unos espaguetis. Si digo que estaban buenísimos, no le hago justicia!. Aún, de vez en cuando, sueño con su sabor.
En la cuenta, nuestro primer tropiezo con el diabólico “coperto”. Ese importe que algunos restaurantes se sacan de la manga y que puede oscilar, en nuestro caso, desde los 1,50€ hasta los 4€ por barba que nos han llegado a cobrar. En este caso, tuvimos que abonar 2€ por cada uno. Y encima, atontados de nosotros, dejamos propina!! (en éste y en algún otro). Todavía me estoy dando cabezazos contra la pared. Por pardilla!.
Regresamos a nuestro B&B. Una ducha y a la cama. Mañana comienza nuestro viaje a Florencia. Cuatro días para conocer la ciudad.