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3 días de ruta por Riaño y el Valle de Valdeon

Este verano, por culpa del coronavirus, nos ha tocado cambiar los planes en tres ocasiones. Este iba a ser, por fín, el verano en el que nos haríamos un roadtrip por Suiza. Después de haberlo tenido que anular hacía 10 años, esta vez soñábamos con que llegase julio para comenzar el viaje. Pero lo que llegó en marzo fue el Sars-Cov-2 y aunque mantuvimos hasta mayo intacta la esperanza de poder viajar, finalmente se impuso la realidad y por precaución anulamos todo. Otro año será!.

Y comenzamos a buscar dónde pasar unos días. Estaba claro que lo mejor sería dejar los viajes al extranjero para mejor ocasión. La primera opción fue Girona. Nos encanta Girona!. Llegamos incluso a reservar unos días en un hotel pequeñito. Cuanta menos gente mejor!. Pero las noticias seguían advirtiendo de la gran cantidad de contagios que aún había en Catalunya. Anulamos y nos decidimos por Huelva. Parecía a salvo del virus. Encontramos un pequeño apartamento dentro de un resort. Perfecto!. Teníamos una cocina, así que nos evitábamos más aun el contacto con otros huéspedes.

Y entonces aparecieron los llamados “Fiordos leoneses”. Y fue amor a primera vista. Anulamos lo de Huelva y comenzamos a planificar lo que serían las vacaciones de este año.


Los “Fiordos leoneses” no es otra cosa que el embalse de Riaño rodeado de impresionantes montañas. Un embalse que esconde bajo sus aguas la historia de 9 pueblos que fueron anegados a finales de los 80. Un paisaje idílico con una triste historia. Pero dejemos la historia y retomemos las vacaciones. Riaño y su embalse serían el “leitmotiv” de estas vacaciones. Pero sólo visitar Riaño se quedaba corto. Muy corto. Así que con Google map en la pantalla del ordenador empezamos a buscar que más podíamos visitar por la zona.

Iglesia de Oseja de Sajambre

Y encontramos, muy cerquita, el valle de Sajambre y el Valle de Valdeón. Y en Soto de Sajambre nos dijo booking que teníamos un pequeño hostal (Hostal Peña Santa) con unas vistas increíbles, rodeado de montañas y suficientemente alejado de la civilización. Lo que booking no nos dijo era que para llegar hasta él tendríamos que subir por una carretera de montaña donde en la mayoría de los tramos llevaríamos el corazón en un puño y los dedos cruzados para no encontrarnos con ningún coche de frente, porque entonces…a ver quién daba marcha atrás hasta encontrar un sitio donde cupiésemos los dos vehículos. Y… ésa iba a ser nuestra ruta durante los tres días que nos alojásemos en el hostal?. En un momento de pánico llegamos incluso hasta plantearnos el no movernos del Hostal Peña Santa en los tres días!!.

 

Pero hay que reconocer que Soto de Sajambre, a 930 m de altitud, que no es broma, es un precioso pueblo de montaña base de muchos senderistas y montañeros. Porque desde aquí salen varias rutas de diferentes niveles de dificultad para realizar por las cercanías. Así que nosotros, en ese ambiente, éramos una “rara avis” entre bastones de montaña, mochilas de trecking, brújulas y mapas.


Decidimos hacer tres noches en Soto de Sajambre y planificamos las siguientes visitas.

Primer día.

Como ya he dicho, una carretera diabólica serpenteante nos subió hasta Soto de Sajambre. Veníamos de haber pasado otros 3 días en la Asturias más occidental (ver sólo Riaño y el Valle de Valdeón seguía siendo muy, pero que muy, corto para unas vacaciones). Antes de llegar a nuestro destino hicimos un alto en un par de pueblos que Google nos recomendó visitar. Tineo y Salas.

Llegar a Tineo fue toda una aventura. No sabemos si habría mejor carretera pero nuestra GPSa se empeño en subirnos montaña arriba (aquello parecía no tener fin), con una niebla que apenas se veía medio palmo delante de nuestras narices y que puso a prueba nuestros nervios. Al parecer decidió, nuestra GPSa, que subir por el Alto de Bustellan (1020 m) nos parecería una bonita experiencia. Más le valdría que Tineo mereciese la pena!.

Pero Tineo no estuvo a la altura de nuestras espectativas. Dimos un paseo por sus calles viendo algún que otro edificio de arquitectura tradicional pero no llegamos a ver ni su conjunto monástico y eclesiástico de Santa María La Real, ni su Iglesia de San Pedro. Aunque si vimos  alguno de sus palacios señoriales, como el Palacio de la Familia García de Tineo situado en el casco antiguo.

Calle de Tineo

A Salas llegamos a primera hora de la tarde. En Google lo describen como “uno de los pueblos más bonitos de Asturias”. Discrepo. No es feo. De echo, está considerado como Conjunto Artístico-Histórico. La zona donde está la torre y el palacio Valdés es lo que más nos gusto. Pero…hemos visto pueblos de Asturias infinitamente mucho más atractivos.

Aprovechamos para tomarnos un cafecito en el Bar La Campa. Rico y barato. Vimos que también daban un “menú peregrino” (huevos fritos, patatas fritas jamón y chorizo)  por 6,50€ que no llegamos a probar.

Una parada más en Cangas de Onís para estirar las piernas y enseguida estaríamos cruzando el Desfiladero de los Beyos. Un cañon de 12 km entre Amieva (Asturias) y Oseja de Sajambre (León). Tuvimos la mala suerte de cruzarlo con tormenta y lloviendo a mares. De no llover es una ruta impresionante para pararse y sacar fotos. Con las montañas acechando sobre nuestras cabezas y con una carretera angosta y serpenteante. Una pasada.

Los asturianos tienen un dicho:

“quien no haya atravesado alguna vez el Desfiladero de los Beyos no puede presumir de conocer Asturias

Y por fín llegamos a Soto de Sajambre, a nuestro Hostal Peña Santa. Decidimos que todas las noches cenaríamos en el mismo hostal (esa carretera no es para subirla de noche. Nosotros no. Acertamos. No demasiada variedad pero comida casera.

Los San Jacobos estaban de muerte!!
Segundo día:

En nuestro segundo día nos centraríamos en visitar Riaño y su embalse y ver los alrededores.

En Riaño descubrimos “el banco más bonito de León”. (Por supuesto la visita era ineludible). Y la ermita Virgen de los Remedios de estilo románico y con pinturas góticas. Ambos situados muy cerca del embalse.

El banco con las vistas más bonitas de Leon.

A las 13.30 teníamos reservado un Paseo en barco por el embalse. Hicimos la reserva por internet. Se paga en taquilla. Una hora de recorrido donde el guía te llevará hasta el Valle de Anciles, situado en un enclave que nos dejó con la mandíbula desencajada, y te mostrará al que llaman “el Cervino leonés” (quién dijo que no visitaríamos Suiza este verano?).

A la tarde, visita a la Catedral de la Montaña, en Lois, a 23 kilómetros de Riaño. Un pequeño pueblo de montaña (1200 metros de altitud) situado en un valle y rodeado de las altas montañas de Riaño. La carreterita para llegar hasta él tampoco es apta para fitipaldis. Y lo primero que te encuentras nada más llegar a Lois es su descomunal iglesia parroquial construida en mármol rosa veteado. Y piensas…qué puñetas hace semejante edificio en un pueblecito como éste y que el apelativo de Catedral de la Montaña le viene que ni pintado. Cuando llegamos, ya a la tarde, estaba cerrado. Nos quedamos con ganas de ver su interior.


Durante la ruta de este día paramos también en los miradores de Vista Alegre, antes de llegar a Soto de Sajambre, el de Oseja de Sajambre en el Puerto del Pontón o los miradores que hay en Riaño con vistas al embalse. Cualquiera de ellos merecen un alto en la ruta para asomarse al impresionante paisaje que se despliega ante ellos.

Vistas desde el Mirador de Vista Alegre

Ese día reservamos para comer en el restaurante Punto y Coma de Riaño. Nos pusieron mesa en la galería, con vistas al embalse. Una atención de diez y una comida casera y riquísima hacen que tenga tan buenas puntuaciones en TripAdvisor.

Tercer día.

Para este día decidimos hacer una pequeña ruta visitando alguno de los pueblos del Valle de Valdeón y finalizar en Cain.

La primera parada de esta mini ruta sería el Mirador de Piedrashita, situado en el Valle de Valdeon y perteneciente a Parque Natural de los Picos de Europa y al que se accede después de dejar el coche en un parking junto al puerto de Panderrueda, al lado de una extensa área con mesas. Ya, desde ahí mismo, la vista que se tiene te hace intuir que lo que vamos a ver en lo alto del mirador nos va a dejar casi sin respiración.

Hay que cruzar esta área y, por dónde marca un cartel, comenzar a subir. No es mucha subida. Pero es algo empinada. Enseguida llaneamos atravesando un bosque hasta llegar al mirador.

En poco más de 10 minutos estamos asomados a las espectaculares vistas que nos ofrece. La carta de presentación no nos ha engañado. Impresionante vistas al valle rodeado de las altas cumbres del Macizo Central de los Picos de Europa. (Ya casi ni me acuerdo del viaje a Suiza).

 

Bajamos el Puerto de Panderrueda para hacer un alto en Soto de Valdeón. Uno de los pueblos de nuestra ruta de hoy y muy cerca del Mirador de Piedrahita y que decidimos visitarlo porque tiene una colección de 17 hórreos, 2 de ellos con la friolera de 500 años a sus espaldas.

Ya no se hacen construcciones como las de antes!!.


Y después de descubrir que el pueblo es mucho más grande de lo que nos había parecido en un principio, de contar sus hórreos, de recorrer sus calles prácticamente vacías de turistas, de perder la vista en las altas montañas que le rodean, de respirar naturaleza y de escuchar el silencio…sólo puedo decir, como la del anuncio de Casa Tarradellas, que estoy in love con este pueblo!.


Posada de Valdeón será nuestro siguiente pueblo, pero apenas lo visitamos. Nos ha gustado tanto Soto de Valdeón que Posada nos parece desangelada, a pesar de que es mucho más grande, con mucha más gente, con varios restaurantes y más “cosmopolita”.


Tomamos la carretera hacia Cain. Es estrecha y flanqueada por imponentes cumbres que se levantan más de 2.000 metros sobre el río Cares. No sé que llevo más abierto, si los ojos o la boca.


No tardamos en divisar las casas de Cordiñanes. Una vez rebasado el pueblo la carretera nos llevará hasta otro mirador tan espectacular como los visitados hasta ahora. El Mirador del Tombo. Con su rebeco encaramado en lo alto del pedestal y rodeado de los Macizos Central y Occidental de los Picos de Europa. Si en ese momento no te has quedado sin aliento es que ya estás muerto. (Ya ni me acuerdo de Suiza).


Nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar del paisaje. Solos. Cuán insignificante que somos en comparación con la Naturaleza. Me siento como una hormiga ante semejantes montañas.


Recuperado un poco el aliento ya únicamente nos queda terminar nuestra ruta en Cain. Mira por dónde, después de tantos intentos, vamos a poder ver el final (o el principio) de la afamada y concurrida Ruta del Cares. La carretera para llegar hasta Cain se las trae. Hay tramos tan exageradamente estrechos que el hecho de que pase un coche ya es un milagro. Pero las vistas impresionantes que hay lo compensan. Al menos, si no eres el que conduce y tienes que llevar todos los sentidos puestos en la carretera.

Carretera hacia Cain. Por ahí dos coches no pasan…

Y llegamos a Cain. Un pequeño pueblo repleto de restaurantes y tiendas destinadas a los senderistas que parten o llegan de la famosísima Ruta del Cares. No sé si el virus que padecemos habrá hecho que la ruta se resienta, pero gente había. Y bastante. Y por desgracia, mucha de ella sin respetar las nuevas medidas para luchar contra la covid. En el tramo que hicimos de la ruta del cares muchísima gente iba sin la mascarilla. Y el espacio que hay, a la hora de cruzarte, es ínfimo. Es casi imposible no rozarte. Y a la entrada de la ruta hay un cartel dónde te piden que, debido a que no se pueden mantener las distancias de seguridad, uses la mascarilla. En castellano, inglés, francés y portugués. Pues ni por esas!.

El camino es tan estrecho que mantener la separación de seguridad al cruzarnos es imposible.

Una vez que habíamos llegado hasta Cain decidimos que, ya que estábamos aquí, no podíamos irnos sin, al menos, hacer un pequeño tramo de la ruta. Posiblemente el tramo más bonito y espectacular de toda la ruta!!.

De vuelta a casa y a pocos kilómetros de Cain y junto a la carretera se encuentra el Chorco de los lobos. Una primitiva trampa para cazar a los tantísimos lobos que entonces amenazaban los intereses de los habitantes de Valdeon. No pudimos parar a verla, pero AQUÍ puedes ver en qué consistía y la importancia que tuvo.

De nuevo en nuestro hostal sólo nos queda hacer la maleta y bajar a cenar. Mañana salimos para Potes y Santillana, donde hemos decidido, a última hora, hacer noche.

Y de ahí, a casa. Y vuelta a esta extraña “nueva normalidad” gracias a la que hemos descubierto lugares espectaculares!.

 

Mariarka :Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.

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