El 2018 se fue y todo el mundo anda haciendo balance. Y aquí no iba a ser menos. Así que hemos pasado lista de los sitios que hemos visitado este pasado 2018 y, por goleada, ha ganado Cantabria.
Hemos estado en la capital, visitado pueblos pequeños, de montaña, marineros. Hemos recorrido desfiladeros, nos hemos asomado a miradores, pisado la arena de playas poco conocidas y poco concurridas o de playas más turísticas. Hemos entrado en antiguas ermitas o contemplado iglesias que parecían otra cosa.
Pero de todos los sitios que hemos visitado este 2018 en Cantabria hay siete que nos han llamado más la atención. Por las vistas, por la tranquilidad, por el paisaje, por la historia que encierran…Y son los siguientes.
1. Liendo
Situado en la parte oriental de Cantabría, entre Laredo y Guriezo, es un valle cerrado protegido de vientos y en el que aterrizamos de casualidad un día que íbamos de camino a cualquier otra parte de Cantabria. Mil veces habremos pasado por su lado (se ve desde la A8) y mil veces me habrá transmitido una sensación de paz y de tranquilidad.
Pero ese día decidimos desviarnos. Y nos sorprendió encontrarnos con un montón de casas solariegas y casonas. Y con una iglesia monumental, la de Nuestra Señora de la Asunción con su curiosa torre.
Sin embargo, Liendo esconde un secreto. Su playa. La de San Julian. Medio escondida. Para llegar a ella te lo tienes que pensar porque antes hay que bajar toda una señora cuesta. Que lo malo no va a ser bajarla…Pero seguramente esa dificultad es lo que ha hecho que no esté llena hasta la bandera con el buen tiempo.
(Si quieres ver la ruta que hicimos el día que estuvimos en Liendo, sólo tienes que pinchar AQUI)
2. Mirador de Santa Catalina
Aprovechamos un día de comienzos de verano para acercarnos hasta este mirador situado sobre el desfiladero de la Hermida y que también se conoce como Mirador de la Bolera de los Moros.
Se encuentra en el Valle de Peñarrubia y hay que llegar hasta el pueblo de Cicera y allí coger un desvío, que, atravesando un bosque, te lleva hasta el que dicen que es uno de los mejores miradores de toda Cantabria.
Una vez en el mirador la vista es impresionante. Te deja con la mandíbula desencajada. Abajo, en el desfiladero, se pueden ver los coches como si fueran de juguete. Y si tienes suerte igual ves volar por debajo de ti algún buitre. En nuestro caso, no hubo suerte. Aunque contamos con la compañía de una cabra que hacía equilibrios en un lateral del mirador.
3. Playa del Sable
Que en Cantabria hay infinitas playas de todo tipo y para todos los gustos es algo incuestionable. Y que decidirse por una de ellas es harto difícil, también. Solo hace falta hacerse una ruta por la Costa Quebrada para comprobar la belleza de alguna de ellas.
La playa del Sable (o de Tagle) está muy cerca de Suances, en la zona central de Cantabria. La descubrimos recién estrenada la primavera. En un día que amaneció soleado y poco a poco se fue nublando. Y tal vez, ese contraste entre el color del cielo encapotado y el agua del Cantábrico fue lo que nos encandiló de esta playa.
4. Iglesia de Santa María de Lebeña
Llegamos a ella después de cruzar el Desfiladero de la Hermida y es uno de los tesoros que guarda el Valle de Liébana. Está situada a la entrada del pueblo de Lebeña.
El paisaje que la rodea y la historia que la envuelve ya merece la pena acercarse a verla. Además, es el mejor ejemplo de arquitectura mozárabe de Cantabria y tal vez de España. Si la visitáis, no os perdáis la visita guiada. Merece la pena para conocer un poco más la historia de Santo Toribio y los condes de Liébana, del Tejo que la custodiaba, de la Virgen de la Buena Leche y su robo o tantas historias que os contarán en la visita.
5. Ermita de Santa Justa
Y de una iglesia escondida en un desfiladero rodeada de altos picos a otra situada en unos acantilados que dan al mar.
La iglesia de Santa Justa se encuentra en Ubiarco, muy cerca de Santillana del Mar, y la que pudimos llegar hasta su misma puerta gracias a que no había marea alta y ni marejada. De lo contrario es imposible acercarse hasta ella porque las olas golpean contra la pared de la iglesia. Que resiste impertérrita a los embates del mar.
6. La Catedral de los Peces
Si las dos anteriores, una estaba en un desfiladero y la otra en un acantilado, ésta está en mitad de un pantano.
Son los restos de la torre de la iglesia de Villanueva de las Rozas, pueblo sumergido en el pantano del Ebro. De ahí le bien el nombre. La Catedral de los Peces. Nombre poético donde los haya.
Nos costó llegar hasta ella. No encontrábamos la manera de bajar hasta el pantano. Al final, encontramos un acceso que nos llevaba hasta las mismas vías del tren. Allí cruzamos un paso inferior hasta llegar a una explanada donde se puede dejar el coche. Enseguida se ven unos paneles explicando la historia del lugar. Luego, solo hay que seguir el sendero hasta llegar a la Catedral.
7. Iglesia de San Jorge
Si hay una iglesia curiosa que hayamos visitado, sin duda, la de San Jorge se lleva la palma. Se la conoce como el “Partenon” y en cuanto la ves te viene a la memoria las clases de historia de Grecia.
Situada en Las Fraguas, dentro del municipio de Arenas de Iguña. Y a pesar de su aspecto es un templo católico que sirve como iglesia al pueblo de Las Fraguas.
Muy cerca de ella, en frente, está el Palacio de Hornillos, donde se rodó la película de Amenavar “Los otros”.
Tan solo son siete lugares que nos han parecido curiosos o que nos gustaron por la tranquilidad o por las vistas o por la historia que les rodeaba. Pero sin duda, en Cantabria hay infinitos lugares para descubrir y perderse en ellos, como infinita es Cantabria.
Seguro que en 2019 seguimos descubriendo más.