Suena la alarma del móvil. Las 8.15. Llevo despierta desde las 6.00. Cortesía del carrillón de la iglesia que tenemos al lado y de la almohada que me ha tocado en suerte. Nos levantamos, nos acicalamos y nos vamos a desayunar. Dos plantas más abajo tenemos el comedor. Es pequeñito y con cierto estilo “árabe”. No hay demasiados huéspedes. Cogemos una mesa y nos disponemos a desayunar. Café, tostadas, croissant, mermeladas…Las vistas son excelentes; a los canales y a la iglesia Wester Kerk, la del carrillón mañanero.
Listos para empezar el día. Cogemos ropa de abrigo, que el mercurio dice que hay 4º, y nos vamos a conocer Amsterdam!. Destino la plaza de la Estación Central. De ahí parte la visita guiada de Sandeman. A las 11.00 llega nuestro guía. Nos recoge a todos los que estamos por ahí y a toda mecha nos lleva hasta la Plaza Dam, donde espera un grupo aún más grande. Como la visita por la ciudad sea a esta velocidad, nos van a sobrar dos hora y media de las tres que dicen que dura!. En cuanto llegamos nos dan unas papeletas amarillas con un número. Al poco, tres chicos se encaraman en un banco y nos piden que nos acerquemos. “Va a comenzar el sorteo del jamón” dice uno de ellos. Se nos reparten entre los tres. Nos toca en suerte a Fran. Madrileño. Y un cachondo mental.
Fran reúne al grupo y antes de empezar la visita nos pide que nos juntemos para la foto oficial del grupo. Al la orden de…” que a cada uno grite lo que le venga a la cabeza en ese momento”, nos hacen la foto. Ya estamos listos para empezar. Nos esperan tres horas de historia, anécdotas y curiosidades de Ámsterdam y sus habitantes. Fran nos introduce en la historia de Ámsterdam con la afirmación de “Ámsterdam. La ciudad de las dos pes. Porros y putillas”. Pero nos irá mostrando que Ámsterdam es más, mucho más, que ese tópico tan manido.
De repente nos pregunta, “alguien se ha fijado que hay bastantes gatos en esta ciudad?”. Pues sí. En nuestro hotel, justo la noche que llegamos, vimos uno. Más moooonooo. Y gordito!!. – “Eso es debido a que Amsterdam está infestado de ratones”. Ay, que ya no me parece tan mono el gato!!. – “No hay casa, ni tienda, ni hotel, ni comercio, ni restaurante, ni ningún local que no tenga un gato que les libre de inquilinos tan molestos”. Esta noche no duermo. Al carrillón y la almohada voy a tener que sumarle los ratones!!.
El tiempo pasa volando. Fran es un buen narrador de historias. A mitad del recorrido hacemos un alto en el restaurante La Place. Lugar curioso. Parece un supermercado en el que tú eliges la comida, te la preparan y te la comes allí mismo. En el mismo local, en la última planta, Sandeman tiene unas oficinas. El que lo desea, puede apuntarse a otros tours. Si lo coges ahora, dos euros de descuento. No nos lo pensamos. Cogemos la visita guiada al Barrio Rojo. La pequeña introducción que ha hecho Fran nos ha dejado con la intriga. Y ya que estamos, también cogemos la excursión por los canales. Veinticuatro euritos que salen de la cartera de cada uno!!. Compramos pan para hacernos unos bocadillos y algo de bebida. Y meamos. 0,25 céntimos la meada. Y estamos de suerte, que nos han hecho rebaja!. Meados y comidos seguimos con la visita. Con cuidado de no perder a Fran y al grupo. Que entre hacer fotos, esquivar bicis y a la velocidad a la que nos lleva… en algún punto le dimos por perdido!.
Llegamos al barrio de Joordam. Fran nos hace una pequeña introducción de su historia y nos recomienda que nos perdamos por sus calles. Hasta aquí la visita. Llega el momento de gratificarle por su trabajo. Cada uno le da lo que considera oportuno. Es la política de este tour. Nos despedimos de él.
Y ahora, el paseo en barco por los canales. Otra forma de conocer a la llamada “Venecia del norte”. Como aún es pronto, nos acercamos hasta el mercado de las flores, a orillas del canal Singel. Me esperaba una “explosión” de color. Y de color más bien poco. Será que no es temporada!. Antes de ir al barco hacemos una parada para comer algo y tomar un café. Media hora más tarde nos ponemos en marcha. El barco sale de las inmediaciones de la Estación Central. Tiene techo acristalado y calefacción. Se agradece. Arrancamos. Durante algo más de una hora hacemos un recorrido por los canales de Ámsterdam. Las explicaciones a través de los auriculares. No es como con Fran, pero al menos nos enteramos de lo que vamos viendo. El solcito que da en los cristales, la calefacción y la hora que es.. invitan a echarse un sueñecillo. Pero dos asientos más adelante una china lleva la ventana abierta. Joder qué rasca que entra!. Así no hay quien se duerma!.
Estamos de vuelta en el muelle. Hasta las siete, que empieza el tour del Barrio Rojo, queda un rato. El paseo en barco nos ha dado hambre. Compramos un par de cucurucho de patatas fritas. Mientras las comemos nos acercamos hasta el Barrio Rojo. Gente por todos los lados. De las famosas cabinas, de momento nada. Eso sí, el olor a “maría” es inconfundible. Decidimos entrar en un coffeshop. Por ver cómo son. Abrimos la puerta de uno. Zas!. El olor a porro te pega en toda la nariz!. Entramos. Y qué pedimos?. Estamos más perdidos que un pulpo en un garaje!. Hay una carta. A ver si tienen algo para comer… Nada. No se entiende nada. Al lado, una pareja, nos mira con ojos vidriosos. Volvemos a salir. Respiramos. Entramos en una pequeña tienda. Compramos un trozo de bizcocho. Lo repartimos en cuatro minitrozos. “Pa dentro”. Tiene un regustillo raro al terminarlo. Fin del experimento. Ala, vamos para la plaza Dam que ya son las siete y va a empezar la visita guiada.
Y de nuevo el reparto. Y nos vuelve a tocar con Fran.