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Asturias – De Ribadesella a Lastres (I)

Sábado. Algo tiene Asturias que nos atrae irremediablemente una y otra vez. Esta vez nos adentramos un poco más en la provincia. Nos vamos de finde a Ribadesella.

Hace más de tres meses que tenemos reservadas las habitaciones (qué larga se ha hecho la espera!).Hicimos la reserva con Groupon. Noche y desayuno, 49 €. No estamos en el centro de Ribadesella pero en la página del hotel aseguran que estamos muy cerca.

Como compañeros de ruta tres parejas más. Punto de encuentro, el área de servicio de Ugaldebieta. Hora de salida, 9,20. Llenamos el depósito de gasóleo y arrancamos. Salimos con frío pero con un día soleado. La lluvia ni está ni se la espera. Al menos eso dice el Accuweather del móvil.

Ribadesella – Cuevas del Agua y su Cuevona

Unquera será nuestra primera parada para repostar. El coche no. Nosotros. Nos tomamos nuestra primera dosis de cafeína. De aquí a Ribadesella apenas nos queda media hora.

Entramos en Ribadesella con la ría de compañera. Antes de pasar por el hotel, decidimos visitar primero el pueblo de Cuevas del Agua. Para llegar hasta él hay que atravesar, sí o sí, la Cuevona. Una de las pocas cuevas naturales que hay en el mundo y que se atraviesa con el coche. Aparcamos a la salida de la cueva. En una pequeña área con columpios, a la vera de un jovencísimo río Sella. El pueblo, Cuevas del Agua, está a escasos metros.

Hace sol. El cielo azul azul, como hace tiempo que no lo veíamos. Pero sigue haciendo frío.  Evitando la sombra vamos recorriendo la carretera que atraviesa Cuevas. El pueblo es pequeño. Tranquilo. Rodeado de montañas. Sus apenas 50 habitantes se afanan en las tareas cotidianas. Como si el paisaje que lo rodea no fuera reclamo suficiente, a cada paso nos encontramos con el típico hórreo.

Entre “holas” y “buenosdías” vamos descubriendo diferentes hórreos. Yo diría que cada casa tiene el suyo. De echo, dicen que es uno de los pueblos con más hórreos de la zona. Unos más cuidados que otros.

En el paseo descubrimos que también es zona de molinos. Al menos hay una ruta para visitarlos. Pero no hay tiempo para recorrerla. Nos quedan muchas cosas para ver y poco tiempo. Se queda para otra visita.

Llegamos al final del pueblo. O de la carretera. Descubrimos una pequeña tienda con unos pocos productos selectos de la zona y que, en ocasiones, hace también de improvisada tasca. Compramos miel de “castañu” y un par de botellas de sidra. Estas, para el hamaiketako que estamos a punto de meternos entre pecho y espalda.

Regresemos hasta la pequeña área donde hemos dejado los coches. Y allí, sobre los bancos, esparcimos nuestro tentempié matutino. Un poco de queso, unas nueces, jamón, chorizo, unos culines de sidra y…unas vistas espectaculares!.

Antes de regresar a los coches cruzamos andando los 300 metros de La Cuevona. La temperatura dentro baja unos cuantos grados. Nos acompaña en el recorrido un pequeño arroyo. La cueva, estratégicamente iluminada, impresiona. Estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas…dejan atónito a cualquiera que la visite.

Va siendo hora de acercarnos hasta el hotel. Son las 13.30 cuando llegamos al Hotel Villadesella. La primera impresión, buenísima!. Es una antigua casa de indianos de 10 habitaciones. Nosotros solitos ocupamos la primera planta. Las habitaciones son amplias y con pinta de cómodas. Y calentitas!.

Abajo, el comedor donde haremos el desayuno, tiene unos amplios ventanales que dan a un pequeño jardín con piscina desde el que se tiene una vista perfecta del mar, de Ribadesella y de su faro. Me pido volver en verano!!.

Repartimos las habitaciones y dejamos las maletas y demás trastos. Aún tenemos algo de tiempo para ver algún sitio más antes de ir a comer. En el hotel nos recomiendan acercarnos hasta los acantilados de Tereñes, a poca distancia de Ribadesella. Según nos han dicho, son impresionantes y recuerdan a los de la costa irlandesa.

Acantilados de Tereñes

No se hable más. Cogemos las carretera que asciende hasta el pueblo donde están los acantilados de Tereñes. Llegamos en un pis-pas. Aparcamos. Apenas hay gente por los alrededores. Un cartel en la orilla de la carretera nos indica el camino para llegar a los acantilados.

Descendemos por un camino de tierra entre prados. Milagrosamente el suelo no está embarrado. Desde allí tenemos una preciosa vista de la costa asturiana. Pero acantilados que recuerden a las costas irlandesas…

Seguimos bajando un poco. Miro hacia atrás. Madre mía, que luego hay que volver a subir todo ésto!!. Y bajamos un poquito más con la esperanza de ver los acantilados.

Esperanza que se esfuma rápidamente. Tal vez estemos en el lugar equivocado y los “acantilados que recuerdan a la costa irlandesa” estén en otro lugar.

Sin embargo, si es una zona donde hay yacimientos de huellas de dinosaurio. Como desconocemos el dato y cuál es el camino y la zona en la que están, no podemos verlos. Un poco desilusionados regresamos a los coches. Va siendo hora de acercarnos a Ribadesella y buscar sitio para comer.

Entramos en un restaurante donde ofrecen un menú por 15 €. Solo tiene dos primeros y dos segundos. No hay mucho donde elegir. Pero tampoco hay tiempo para buscar más. Se está haciendo tarde y aún queremos visitar más sitios. Pedimos la cuenta y nos vamos hacia Lastres.

Lastres

En algo más de media hora estamos en Lastres. El pueblo del Doctor Mateo. O de la seria al menos. Aparcamos en el puerto. Nos da la bienvenida un viento helador. Está atardeciendo. Desde aquí tenemos, quizás, una de las vistas más bonitas del pueblo y de su playa.

Unas cuantas fotos y decidimos subir en coche hasta lo alto del pueblo. Que no estamos para paseos y además, la noche se va acercando sigilosamente.

Damos un corto paseo entre sus calles estrechas, empinadas y empedradas. A cada poco encontramos miradores con vistas al puerto y al Cantábrico.

Buscamos la casa más famosa de todo Lastres. La casa del doctor Mateo. Si hasta hay una ruta que te lleva por los lugares por los que se movían los personajes de la serie!!. Damos con ella. Una foto para el recuerdo.

Continuamos nuestro recorrido por el pueblo. No hay nadie por la calle. Hace frío. Y viento. Un viento helador. Y tampoco hay ninguna cafetería ni bar donde tomarse un cafecito bien calentito. Lo mejor va a ser regresar al calor de los coches y poner rumbo a nuestro siguiente destino.

Colunga y el Museo del Jurásico

Dejamos atrás Lastres y nos vamos dirección a Colunga. A mitad de camino está el desvío para el MUJA, el Museo del Jurásico de Asturias. Por la hora que es no vamos a poder entrar. Cierran a las 19.00. Pero podemos acercarnos a ver su jardín y los dinosaurios a tamaño real que hay en él. La entrada es gratis.

Nos lo pasamos como niños recorriendo el jardín, cámara en ristre, entre diplodocus, velociraptores, abelisaurus, oviraptores y demás.

El museo está representado por una huella gigante de dinosaurio de tres dedos. Dentro, visitas guiadas y actividades para los más pequeños. Fuera, un mirador con vistas, un restaurante y una cafetería.

Son ya casi las  19.30. Dejamos el jurásico y nos vamos hasta Colunga. Google nos ha dicho que tiene un casco antiguo que merece la pena visitar.

En Colunga ni un alma por la calle!. La hora que es, lo oscuro que empieza a estar ya y el frío que tenemos hacen que demos un paseo rápido por el pueblo. No nos detenemos ni a tomar un café. Mejor dejamos la visita al casco antiguo para otra ocasión.

Por unanimidad decidimos regresar a los coches y poner rumbo hacia el hotel. Al calorcito!!.

Una ducha rápida, acicalarse un poco y nos vamos a cenar a Ribadesella. Al puerto. Después de pasar por delante de varios que no nos convencen, damos con la sidrería-bistró Maria Manuela. Entramos. Somos los primeros en sentarnos a la mesa de un elegante comedor. En pocos minutos no queda ni una mesa libre. Cenamos a gusto y bien. Finalizada la cena, a cada una de las chicas nos regalan una pequeña maceta con romero. Curioso detalle!!.

Antes de regresar al hotel, tomamos algo por Ribadesella. No hay demasiada gente. Y tampoco hay mucho sitio donde elegir para entrar. El gradito que hace no invita a alternar. Lo mejor será irse para el hotel. Mañana, a las 9.30 hemos quedado en el comedor para desayunar. Luego, nos esperan Villaviciosa y Tazones.

Mariarka :Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.