Hace tiempo que voy viendo por las redes sociales imágenes del Hayedo de Otzarreta con una pinta estupenda. Y hace también tiempo que no nos hacemos una ruta de ésas de ir y volver a casa a comer. Así que aprovechando que hoy, seis de diciembre, es una de las pocas fiestas que ya van quedando en el calendario, que el día ha salido bastante “potable” (no llueve, no hace demasiado frío…hay nubes…pero no amenazan lluvia. De momento) y que la mayoría de los amigos se han ido de puente anoche decidimos que era un buen momento para hacer una visita al tan afamado hayedo.
Google Map nos dice que estamos a unos 45 minutos desde Bilbao. Minuto arriba. Minuto abajo. Tampoco hay que pegarse el madrugón. Aunque en un blog que he leído aconseja ir un poco pronto. Dice que se suele llenar de gente. De paseantes, de fotógrafos (profesionales, amateurs y aficionados), familias con niños, de grupos de amigos…fuera a parte que con las primeras horas de la mañana debe tener cierto halo de misterio…
Pero nosotros ignoramos el consejo (quién va a ir hasta allí hoy que todo el mundo se habrá marchado de puente!?) y para las 10.30 estamos saliendo con el coche. Ropa de monte como dios manda y cámara de fotos al hombro. Y dirección Barazar. No tiene pérdida. Justo al llegar al alto de Barazar, donde hay un restaurante, en su lateral tomamos un camino asfaltado que nos llevará durante unos tres kilómetros más o menos hasta el parking de Saldropo.
Aquí, en el parking de Saldropo, hay una especie de cruce de caminos. Y un montón de coches aparcados. En un blog que he leido en Google dice que si tiramos hacia adelante podemos llegar hasta la cascada de Uguna. Pero ese no es nuestro destino de hoy, aunque queda anotado para otra. Y que si giramos hacia la izquierda llegamos hasta el parking de Otzarreta. Dudamos de si aparcar ahí mismo o continuar en coche. Decidimos lo segundo. Y para allí que nos vamos. Nosotros y tropecientos vehículos más. Algunos, más listos que nosotros, han seguido los consejos del blog que yo había leído, y están saliendo ya del hayedo. La carretera es estrechísima. Cada dos por tres hay que parar para que el que viene de frente pueda pasar. Hay que estar atento a no llevarte por delante a algún excursionista. Y todo acompañado del civismo de algunos conductores que dejan el coche aparcado en el arcén. Haciendo aún más estrecho el paso. Pero llegamos.
Y llegamos a un caos mayor. Con razón había tanto coche en el parking de Saldropo!!. Aquí no cabe ya ni uno más!. Durante un rato tememos que no podamos salir de ahí. Parece imposible dar la vuelta. Y el hayedo delante de nuestras narices!. Nosotros ni para adelante ni para atrás. Por fín conseguimos dar la vuelta. Me resigno a irnos sin ver el hayedo. Habrá que volver un día menos “festivo”. Pero de repente, delante de nuestros ojos, un sitio!!. Y nos lanzamos a por él. En el mismo parking!. Bueno, parece que vamos a poder ver el hayedo!!.
Nosotros no entramos de la misma en él. Antes cogemos la pista que está a su izquierda y que subíendola te ofrece una vista desde lo alto del hayedo. Continuamos andando un tramo más entre pinos. Pero enseguida nos damos la vuelta. Lo que nos interesa es el hayedo.
El hayedo de Otzarreta
El Hayedo de Otzarreta es pequeñito. Casi lo ves de una punta a otra. Hoy los árboles están prácticamente ya sin hojas y sus ramas recuerdan a las de manos tijeras. Pero muchos conservan el verdín de sus raíces y de sus troncos. Y pasear entre las hayas es como andar sobre una alfombra. Todas las hojas están ya en el suelo.
Pero lo que le hace diferente es el arroyo que lo cruza y que lo divide. Es el arroyo de Zubizabala, al que parece que quisieran bajar muchas de la hayas, haciendo equilibrios con sus raíces para no caer dentro de las aguas.
Te puedes pasar horas haciendo fotos. Todos,o casi todos, los encuadres son perfectos!. Me imagino que al comienzo del otoño tiene que ser un verdadero éxtasis para los sentidos ver semejante paisaje.
Y ya, si se viene un día entre semana, sin apenas gente…Porque hoy debíamos estar aquí media Bizkaia metida!!. Pero es lo que tiene salir en los medios!!. Y ser tan fotogénico!.
Nosotros damos por terminada la visita. La salida de ahí, otro calvario. Pero al final estamos de nuevo en el alto de Barazar. Una paradita en el mismo restaurante para tomar un café, que estaba muy bueno, y camino para casa. A las 14.30 entrábamos por la puerta.
Tengo en mente otra ruta de ida y vuelta a casa a comer. Esta vez hacia las Encartaciones. A un monte que me trae recuerdos de otros tiempos. De historias contadas por mi abuela. De excursiones con mi padre y hermanas. De romerías. Al Kolitza!.