Lisboa. La ciudad blanca

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Miguel (Free Tour)

Hoy ha tocado madrugar un poco. Nos vamos a visitar Lisboa y para ello lo vamos a hacer a través de una visita guiada. Hemos quedado a las 10.00 en la plaza Luis Camoes. Después de media hora de coche y habiendo cruzado el puente 25 de Abril (ése que dicen que se parece al Golden Gate) tras pagar los 1.65 euros de  peaje de entrada a Lisboa, nuestra GPSa nos deja en nuestro destino sin mayores problemas. Aparcamos en un parking público y nos dirigimos a la plaza.

Y allí está esperándonos Miguel, nuestro guía. Si alguien piensa que esto va a ser una visita turística a la usanza… que abandone el grupo. Miguel nos va a enseñar “su Lisboa”. La Lisboa que él vive, la que conoce, la de los chascarrillos, la de las historias y leyendas contadas de boca en boca. En definitiva, la Lisboa que no suele aparecer en las guías turísticas. Así que hechas las presentaciones comenzamos nuestro “tour” por Lisboa. Nos esperan por delante casi cuatro horas de patear la ciudad, de subir y bajar calles, todo ello amenizado por las explicaciones, a veces históricas a veces anecdóticas, de Miguel.

Y así, entre calles que  descienden para volver a subir al segundo siguiente, como si fueran una uve; con tranvías amarillos apareciendo por callejones imposibles; entre edificios señoriales y otros con cierto encanto decadente y con un sol de justicia… llegamos a la parte baja de Lisboa, a la Plaza del Comercio. A esta alturas el cansancio empieza a notarse en el grupo. Ya no sabes qué postura poner para escuchar las explicaciones de nuestro guía, que nos está hablando del Marqués de Pombal y toda su reforma.

Una vez admirado el Arco de Triunfo que preside la plaza y contemplada la Casa dos Biscos, hoy en día fundación José Saramago, nos vamos para Alfama. Ya queda menos para terminar la visita!.

Alfama es el barrio judio. El más antiguo y el único que se salvó del incendio de 1755, porque el resto de Lisboa a parte de incendiarse por completo, también sufrieron un terremoto con una duración entre tres y seis minutos (una barbaridad!) y un maremoto. Y por qué no se quemó el barrio judio?. Pues por éso. Porque eran judios. Es decir, que el terremoto ocurrió el día de todos los santos y entonces en todas las casas de cristianos se encendían velas por las almas de los difuntos, aparte de que el alumbrado público, en ese tiempo, eléctrico no debía ser. Lógicamente, los judios no celebraban esa festividad. La tierra empieza a temblar, las casas empiezan a caerse con todo lo que tienen dentro, las velas encuentran madera, aquello empieza a prender… y ya está organizado el incendio, todo ello amenizado con fuertes sacudidas de tierra. Los cristianos, en vez de subir hacia el barrio de Alfama, que era judio, huyen hacia el puerto que era un espacio más abierto pero ven cómo el agua se empieza a retirar unos metros para que en poco tiempo tres sunamis de entre 6 y 20 metros engullan todo lo que se les pone por delante. Los pobres cristianos no daban crédito a lo que les estaba pasando!.

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Edificio Lisboa

Pues bien, hecha la explicación nos adentramos en Alfama. Barrio en cuesta, con rincones sorprendentes, casas de paredes blancas con la ropa tendida al sol. Calles estrechas. Muy estrechas algunas. Pequeñas plazas con terrazas para comer… Y de vez en cuando, de uno de los muchos locales que hay, escuchamos un trocito de fado. Todo, hasta llegar a un mirador con una buena sobra, donde terminamos la visita. Miguel nos da algunas recomendaciones para comer y después de hacernos una pequeña encuesta sobre la excusión y nuestra opinión, cada uno da el dinero que considera ha valido la visita.

Ahora toca lo peor. Hay que regresar a por el coche, que está a tomar por saco. Volvemos a patearnos tooooda Lisboa. De camino vamos viendo algunos de los lugares típicos turísticos. En mi cerebro archivo: “Hay que volver algún día para conocer la Lisboa turística”.

Mientras nos vamos acercando al parking vamos comentando lo que nos ha parecido Lisboa. Para mí, que yo he hecho otra excursión diferente a la de ellos. Yo he visto una Lisboa nostálgica donde muchas de sus calles te transportan a un pasado no muy lejano,  algo decadente pero con un cierto encanto, un barrio judio para perderse por su estrechas y empinadas calles y todo ello con una luz blanca que le hace tener un brillo especial a toda la ciudad. Su impresión (la de los tres): Fea, vieja, sucia, maloliente, decadente. Bueno… algún rincón bonito ya ha habido.

Hombre, todo hay que decirlo, supongo que el borracho que nos cruzamos, soltando todo el líquido que ya no le cabía en el estómago y los dos “fulanos” liándose un porrete en las escaleras de entrada a Alfama,  justo donde nuestro guía nos estaba dando las explicaciones del barrio… pues no debieron ayudar mucho con la primera impresión de Lisboa.

Pero a pesar de ello, yo insisto. A mí me ha gustado pero tengo que volver para ver “la otra” Lisboa. La turística.

Llegamos al coche. Destino, campo de futbol del Benfica. Los chicos van a entrar y a hacer una visita guiada. Nosotras nos quedamos esperándoles en el centro comercial, enorme, que hay justo al lado del campo.

De ahí para casa. No queda tiempo para visitar nada más.

Mariarka

Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.