Ruta por Asturias: De San Vicente a Cabrales

Cuatro de julio. Día de la independencia en los USA y fiesta en Bizkaia. Perfecto para una ruta de un par de días por Asturias. Idea original: hacer la Ruta del Cares. Reservamos un par de habitaciones en el hotel Principado de Asturias, en Poo de Cabrales. Cerca de Poncevos, de donde sale la ruta. Nos agenciamos con un bastón para caminar. Calzado apropiado. Compramos una rodillera.  Por prevención. Que hay veces que se pone un poco tonta la rodilla. Nos mentalizamos de los 24 km que hay que hacer. Me miro las recomendaciones para la ruta que dan por los foros. Parece que por fin vamos a hacerla!!. La Garganta Divina!!.

Y una semana antes de ir…se tuerce la cosa!. Problemas físicos hacen imposible meternos entre pecho y espalda 24 kilómetros. Ni tan siquiera dos!. Cambio de planes. Pasamos al plan B. No haremos la Ruta del Cares pero tenemos unos cuantos sitios para ver. Así que… arrancamos!.

A las 11.30 ya estamos en marcha. Recogemos a la pareja de amigos que nos acompaña y nos vamos hacia San Vicente de la Barquera. Primera parada. Llegamos lloviendo. Como siempre, la entrada a San Vicente, imposible. Conseguimos aparcar allá donde cristo perdió los clavos. Y bajamos hacia el puerto. Objetivo: Buscar una cafetería para tomarnos nuestro primer cafecito. La encontramos. Abarrotada de gente. Pero logramos una mesa en un rincón. Tres cafés, una persiana y un vino. Y de acompañamiento un coro femenino. En vivo y en directo. Canción popular. No suena mal.

Terminados los cafecitos y los coros nos vamos hacia la parte alta de San Vicente. La Puebla Vieja. Ha dejado de llover. Allí arriba está la muralla, la iglesia fortaleza de Nuestra Señora de los Angeles y el castillo. Pero sobretodo, lo que hay es una vista preciosa de las marismas. Y como fondo, los Picos de Europa.

Seguimos camino hacia Asturias. Va siendo hora de comer. Panes es un buen sitio para parar. Localizamos un área recreativa con mesas. Al lado del rio. Perfecto para sacar los bocadillos. El día continúa nublado. Pero parece que aguanta sin llover. Y de repente mi migraña!. Mira que tiene días a lo largo de todo el año para darme!. No. Tiene que ser justo de vacaciones. Un espidifen rápido a ver si la controlo cuanto antes!.

De Panes a Cabrales no nos queda nada. Poco más de media hora. El paisaje es precioso. Como toda Asturias. Mi migraña sigue su curso. Llegamos a Poo de Cabrales. Al hotel Principado de Asturias. Hacemos el check in. No veo el momento de subir a la habitación y tumbarme un poco. A ver si con un poco de descanso remite la migraña…

Me doy de plazo media hora. Luego, esté como esté nos vamos. Y dicho y hecho. Parece que el dolor de cabeza no es tan fuerte. Si no tengo que hablar la cosa va a ir bien.

A 400 metros del hotel tenemos el Mirador del Naranjo de Bulnes. Suena bien, no?. Me imagino un mirador colgado en el vacío. Con unas vistas de quitar la respiración!. El mítico Naranjo de Bulnes!. Pues no. El mirador es una explanada al lado de la carretera. Y desde ahí, a lo lejos, se ve el Naranjo de Bulnes. Eso si no está echada la niebla. Entonces sí. La vista del Naranjo de Bulnes es fantástica. Impresionante.

Yo me la voy a perder. Cortesía de mi migraña. En fin. Otra vez será. El resto tendrá la suerte de disfrutar de ella mañana.

En vista del éxito del mirador nos vamos a Sotres. Antes de iniciar el ascenso dejamos atrás Poncebos. De ahí deberíamos haber iniciado nuestra Ruta del Cares!. Leo en San Google que Sotres es el pueblo más alto de los alrededores. A 1050 metros de altitud. Hay quien pone en duda tal título. La carretera sube y sube. Una pena que esté tan nublado. No nos deja ver toda la belleza del paisaje. Arriba, en Sotres, apenas hay gente. Salimos del coche con los paraguas en la mano. El orbayu, primo hermano del xirimiri, nos recibe. Lo primero de todo, buscar un sitio donde poder tomar un café. Bien calentito. No me quiero imaginar cómo será la vida en este sitio en pleno invierno asturiano!.

Damos una vuelta por Sotres. No es demasiado grande. Aún así cuenta con algún hotel rural y con restaurantes. Pero Sotres es sobretodo punto de partida de muchas rutas.

Volvemos a descender. Mi migraña va a peor. Lo mejor va a ser que yo me quede en el hotel. Un paracetamol, cortinones echados, pijama y a la cama. Y haber si va remitiendo. Más que nada mi “aura del lenguaje”. El resto decide descansar también en el hotel. Pero ellos se bajan al bar del hotel y aprovechan para jugar alguna partida de cartas. Más tarde, irán a cenar a Cabrales. Yo continuo peleándome con mi migraña.

A las doce de la noche tengo a una médico de guardia en la habitación. Me explora. Me hace unas preguntas. Contesto lo que me viene en gana. No es “malaeducación”. Más quisiera yo!. Confirma lo que yo ya sabía. Migraña con aura. Decide que es buena idea ponerme una inyección. Porque me pilla con la defensa baja, que si no a mi no me acerca la jeringuilla!. Y me da una pastilla que sabe a cuernos!. ” En una hora vas a estar como nueva” – me dice. En caso de no mejorar, lo mejor es ir al hospital. Y a las dos de la madrugada estamos de turismo nocturno. De camino al hospital de Arriondas!.

Y allí me va a tocar quedarme hasta el día siguiente. Cama y desayuno por cortesía de la sanidad pública asturiana.