Ruta por Bretaña y Normandía en coche (1ª parte)

Este viaje comienza hace dos años, en agosto del 2018,  cuando decidimos coger el coche y hacernos una ruta por Bretaña y Normandía por nuestra cuenta. Sin prisas y sin estar pendientes ni del reloj, ni del transporte público, ni de horarios…. Siguiendo una ruta marcada pero con espacio para improvisar.  A veces comiendo unos bocadillos en ruta y otras entrando en restaurantes que, o bien nos gustaba su aspecto o bien nos lo habían recomendado.

Era nuestro primer roadtrip y no fue fácil seleccionar qué ver en cada etapa. Cuanto más miraba en foros de Internet buscando lugares que visitar más iba aumentando la lista de pueblos para ver. Una locura!!. Y tan “sólo” disponíamos de 12 días!!.

Al final, con ayuda del Google Maps y con recomendaciones y opiniones de otros viajeros que habían hecho un viaje similar, fuimos configurando nuestro roadtrip particular en el que mezclamos pueblos con entornos naturales. Y creo que fue todo un acierto. No se nos hizo nada pesado el viaje. Incluso, nos quedamos con ganas de ver más cosas en Normandía. Pero el tiempo es el tiempo y nos teníamos que volver. Y hablando de tiempo, pero del meteorológico, nos hizo una temperatura estupenda. Bien es cierto que el día que visitamos Morlaix nos lloviznó un poco, pero…qué es eso para gente de Bilbao!!. Pecata minuta!. Eso sí, según nos íbamos acercando a Normandía el viento iba soplando cada vez más fuerte…pero nada que no se solucionase con una buena chaqueta o con un fular al cuello.

Unos cuantos números antes de empezar.

Antes de empezar a contaros los pueblos que fuimos recorriendo os dejamos una aproximación de los gastos (para dos personas) que tuvimos.

Para hacer esta ruta empleamos 12 días en los que hicimos unos 3.600 kilómetros con un coste en diésel de 300 euros aproximadamente. Pagamos 126 euros en peajes, todos al comienzo del viaje y hasta llegar a Nantes (y la vuelta lo mismo, desde Nantes y hasta llegar a Bilbao) y alrededor de 45 euros en parkings.

A lo largo de nuestra ruta en coche nos alojamos en hoteles en Nantes (2 noches), Vannes (2 noches), Saint Brieuc (3 noches), Caen (2 noches) y Poitiers (2 noches) con un gasto total de 830 €. Todos los hoteles fueron elegidos y reservados a través de Booking.com, sin desayuno (me parece una barbaridad lo que se paga por desayunar en un hotel) y con cancelación gratuita.

RoadTrip por Bretaña

La primera parte de nuestra ruta por Bretaña y Normandía se centró en Bretaña, así que un poco de “geografía” para situarnos antes de iniciar la ruta.

Bretaña es una de las 13 regiones que conforman la República Francesa y está ubicada en el extremo oeste del País limitando al norte con el Canal de la Mancha, al noroeste con Normandía, al este con Paises del Loira, al sur con el Golfo de Vizcaya y al Oeste con el Atlántico.  En nuestro RoadTrip por Bretaña visitamos sus cuatro departamentos. En cada uno de ellos recorrimos los siguientes pueblos:

Morbihan: Vannes, Auray, Carnac, Quiberon, Josselin, Malestroit, La Gacilly, Rochefort en Terre y Locmariaquer.

Finisterre: Pont Aven, Quimper, Pointe du raz, Locronan, Morlaix,  Locquirec.

Cotes D´Amor:  Paimpol, Erquy, Cap Frehel, Perros Guirec, Fort La Latte, Dinan, Saint Brieuc.

Ile et Vilaine: Saint Malo, Cancale, Mont Saint Michel

Parecen muchos, pero os aseguro que llegamos a visitarlos todos. Acostumbro a llevar planificado lo que podemos tardar en cada uno de ellos y, por lo general, lo cumplimos.

Qué podemos ver en esta ruta por Bretaña y Normandía en coche?

Qué os vais a encontrar en esta ruta por Bretaña en coche?. La subida a la duna más alta de Europa y la bajada más divertida. Un castillo con un tobogán enorme por el que tirarte (y no tienes que ser un niño), el mundo fantasioso de Julio Verne, la sorpresa de tomarnos uno de los mejores cafés en Vannes, el descubrimiento de los macarons, pueblos a rebosar de flores, pueblos que parecen sacados de cuentos, iglesias con una luz extraordinaria y con colorido, el azul inmenso del mar, faros de todo tipo, acantilados, bahías, golfos, olor a lavanda y garrapiñadas, pinacotecas al aire libre y gratis, viento (mucho viento), aprender a diferenciar entre una galette y una crepe bretona, sentirnos como corsarios dentro de Saint Malo, puertos pesqueros con aguas turquesas, comer moules pequeñitos (y a la crema) acompañados de patatas fritas y un cubo de playa para echar las cáscaras.

Historia, mucha historia. Y sensaciones.  Cementerios donde se respira respeto y admiración, asombro al ver el crater que puede hacer una bomba al caer sobre el terreno, incredulidad al pisar las playas del famoso día D, curiosidad al tocar los restos de un puerto artificial para hacer posible el desembarco, agradecimiento a todos los que murieron en esta Segunda Guerra Mundial por haber cambiado el curso de la historia y tener y ser lo que somos ahora.

Pero sobretodo, gente encantadora. Nos han ganado el corazón. Sobretodo en Bretaña (en Normandia estuvimos menos tiempo). Gente como…

…el recepcionista en el hotel de Nantes que nos pidió que le enseñásemos alguna palabra en euskera, la dueña del Cafe du Midi de Quiberón que nos contó que el café era un proyecto nuevo y que tan bien nos aconsejó al elegir las galettes, los dueños de una tienda de dulces en Roquefort en Terre que nos confesaron que conocían sólo unas pocas palabras en castellano (casi tantas como las que nosotros conocíamos en francés), la chica del puesto italiano del mercado de Quimper que nos contó que cuando era muy joven estuvo viviendo 2 años en Donosti, los dueños del restaurante de Locquirec que nos prepararon el mejor postre del mundo o la chica que estaba cenando a nuestro lado en Paimpol y nos aclaró las dudas que teníamos con los ingredientes de las galettes y que nos dijo que hablaba tan bien castellano porque había vivido en Madrid y Valencia y su hermano vivía en Bilbao.

Dicho todo esto, y si te ha picado la curiosidad por conocer un poquito de este viaje por Bretaña y Normandía, y aún tienes ganas de seguir leyendo, sin más dilaciones…empezamos!!.

1º Día: Erandio, Duna Pilat, La Rochelle, Nantes

En esta primera etapa llegaremos hasta Nantes, donde hicimos dos noches. Desde Erandio (Bizkaia) hasta llegar a Nantes recorrimos 703 Km.

Nuestra primera parada sería para visitar la Duna Pilat, situada en el Parque Natural de las Landas de Gascuña. Como reclamo tenemos el ser la duna más grande de Europa con una altura que varía entre los 100 y los 117 metros.

Hay que dejar el coche en un parking, bastante grande, entre árboles. Nos cobraron 4 € por estacionar (se puede pagar con tarjeta). Antes de subir a la duna se pasa por una Oficina de Información donde puedes conseguir unos folletos en castellano sobre la duna. Había tambíen un chico que te daba las explicaciones en castellano, por si no querías leerte la guía.

Subirla es toda una experiencia (mejor bajarla) y las vistas desde arriba son impresionantes. La Bahía de Arcachon, el banco de Arguin, el faro de Cap-Ferret  o el bosque interminable que divisamos nos dejaron boquiabiertos.  Una parada casi obligatoria si algún día os decidís a hacer este RoadTrip.

La Rochelle era el siguiente punto de nuestra ruta. Ciudad medieval con un bonito puerto y calles peatonales. Pero tan sólo pudimos dar una vuelta en coche por ella. Imposible encontrar un sitio donde aparcar. Nos quedamos con las ganas de volver a visitarla (ya habíamos estado una vez anterior).

Continuamos hacia Nantes donde nos alojaríamos en el hotel Le Novella Nantes Centre Gare, situado a unos 270 metros del Castillo de los duques de Bretaña y próximo a todos los barrios interesantes de Nantes. No cogimos transporte público en ningún momento.

2º Día: Nantes

Dedicamos el día a recorrer Nantes. Antes de empezar el recorrido nos acercamos a la oficina de Turismo (hablan castellano), en un lado del Castillo de los duques de Bretaña, donde nos dieron un plano con los diferentes barrios que se pueden visitar. También veréis que a lo largo de todo Nantes hay una línea verde en el suelo que te lleva por los sitios más típicos (La Catedral de San Pedro y San Pablo, La Plaza Pílori, El Castillo de los Duques de Bretaña, El Passge Pommeraye, La Torre Lu, etc…).

Como curiosidad, en el Castillo de los duques de Bretaña hay un tobogán gigante por el que te puedes tirar (gratis). La única condición es llevar zapato cerrado. No te dejan si vas con calzado tipo sandalias.

Comimos unos bocadillos cogidos en la Tartinerie, sentados en la plaza Pílori. Una de las chicas que nos atendió hablaba castellano. Los precios son bastante asequibles (2 bocadillos + 2 botellines de agua, 10,70 €).

Como ciudad natal de Julio Verne, no podíamos dejar de visitar la Isla de las máquinas (8,50 €) y ver esta particular galería donde hay enormes figuras con formas de animales y estructura metálica inspiradas en los diseños del propio Julio Verne.

Una de las atracciones principales es un gigantesco elefante que se pasea por todo el recinto. Pero si quieres ser uno de los privilegiados en subir a su lomo hay que coger hora y pagar otros 8,50 €.

3º Día: Nantes – Vannes – Auray – Carnac – Locmariaquer – Quiberon – Vannes

Dejamos el departamento del Loira para adentrarnos en el departamento de Morbihan. Nuestra etapa de hoy tendrá como destino Vannes; la capital del Morbihan.  Haremos unos 212 kilómetros antes de que terminar el día.

Nos alojamos durante dos días en Vannes en el Hotel Escale Oceania Vannes Centre, situado muy próximo al casco medieval de Vannes. La Oficina de turismo está en el puerto. Atienden en castellano. Nos dieron un mapa con tres recorridos para hacer por el centro de Vannes. (Al final, hicimos el recorrido por nuestra cuenta).

Nada más adentrarnos en el casco amurallado de Vannes comenzamos a ver sus casas medievales con los típicos entramados de madera y con las ventanas adornadas de flores. Una constante en casi toda Bretaña. Una de las casas con entramado de madera más especial es la de Vannes y su mujer. Su aspecto regordete y el tamaño de la casa hacen pensar que se ya fuera una posada en el siglo XVI.

A primera hora de la tarde nos vamos a Auray (a 17,8 km). Aparcamiento gratis en una explanada cerca de un paseo. La oficina del turismo está en el centro del pueblo, situada en una antigua capilla (Hablan castellano).

La atracción principal de Auray es su puerto medieval de St. Goustan. La vista desde arriba es inolvidable. Una vez abajo, y cruzado su puente medieval, lo mejor es perderse entre sus callejuelas adoquinadas y con casas con entramados de madera de los siglos XV y XVI. Hay un montón de rincones que te dejan con la boca abierta.

Para terminar la visita nada mejor que sentarse a tomar una coca cola en su puerto medieval. Eso sí, no es nada barato, 6 € cada consumición. En su defensa diré que eran de tamaño familiar. Pero aún así, excesivamente caras.

Nuestra siguiente parada sería Carnac, a 17 minutos de Auray, para ver el emplazamiento prehistórico más importante de Europa  y el más extenso del mundo!!. A las afuera de Carnac nos encontramos con los alineamientos megalíticos de la zona 1 y 2. Impresiona ver la cantidad que hay. Aparcamos gratis en las inmediaciones. Hay un camino que permite bordear las zonas donde se asientan los menhires. Visitamos también los Túmulos de Kercados de 4800 a.c. El Túmulo más antiguo de Europa. La entrada cuesta 1€.

Nos desviamos hacia Locmariaquer, situada a 20 minutos. Visitamos el puerto únicamente. En las calles había una exposición de cuadros. Consideramos, que si no se tiene mucho tiempo, se puede prescindir de ella.

El último pueblo a visitar antes de regresar al hotel sería Quiberón, situado a 40 minutos de Locmariaquer. Nos acercamos hasta la Pointe du Conguel donde dicen que se encuentran los últimos granos de arena de la costa atlántica.

Para llegar hasta la la Pointe du Conguel habrá que atravesar todo el pueblo. Tal vez por la hora (eran las 19.30) tenemos el parking gratis. No hay nada reseñable, salvo un agradable paseo de 10 minutos hasta la punta. Allí nos reciben cientos de pequeñas formaciones hechas a base de poner piedra sobre piedra. Como si se trataran de menhires futuristas.

Antes de regresar a nuestro hotel en Vannes, cenamos en Quiberon, en el puerto, en el Café du Midi. La propietaria habla castellano muy bien y nos dejamos aconsejar por ella a la hora de elegir (2 galetes +agua grifo +2 cafés = 23€). Nos cuenta que el Café du Midi es un proyecto nuevo.

4ºDía: Vannes – Josselin – Malestroit – La Gacilly – Rochefort en Terre – Vannes

Seguimos recorriendo el departamento de Morbihan. El recorrido de hoy, antes de regresar al hotel en Vannes, será de 150 kilómetros.

Nuestra primera parada está en Josselin, a 45 km de Vannes. Dejamos el coche en la parte alta del pueblo. No hay que pagar nada. Y nos vamos hacia el pueblo donde, en mitad de él, encontramos la Oficina de Turismo. Atienden en castellano. El mapa que nos dan es pequeño y no nos convence nada.

Aunque sigue siendo un pueblo florido y agradable de ver esperábamos mucho más de Josselin. La parte que más nos gusta es la plaza principal, el castillo (uno de los mejores conservados de Bretaña) y las calles adyacentes a él.  Una buena vista del castillo se tiene desde el puente sobre el río que cruza Josselin. Para ver el castillo por dentro y los jardines hay que pagar.

El siguiente pueblo en la lista será Malestroit, el pueblo florido. Estamos a 25 km de Josselin. Encontramos aparcamiento gratis en una plaza cerca del Carrefur y de la entrada principal al pueblo. Oficina de turismo cerrada por la hora (mediodía).

Malestroit nos encandila nada más entrar. Su arquitectura medieval, sus tejados de pizarra de dos aguas, sus gárgolas. Es como estar dentro de un cuento de Hansel y Grettel. Malestroit es pequeño y se recorre bien. Hasta la entrada de su iglesia tiene un encanto especial!. Dentro de ella encontramos folletos con información en castellano.

Otro de los atractivos de Malestroit es su Canal Brest – Nantes situado a las afueras del centro, pero al que se llega después de caminar 5 minutos. En su orilla se puede improvisar un pequeño picnic.

El siguiente punto en nuestro roadtrip de hoy es La Gacilly, a 21 km de Malestroit.  Sentía curiosidad por conocer el pueblo natal del autor de la colonia que habitualmente utilizo.  Yves Rocher.  Aparcamos a las afueras del pueblo gratis, pero se puede aparcar gratis también en la plaza Yves Rocher.

Y descubrimos que La Gacilly  es otro pueblecito de calles de piedra y fachadas llenas de  flores. Y también que es el pueblo de los artesanos. En el recorrido por él nos encontramos con un montón de “ateliers” a los que se puede entrar y ver cómo trabajan los artesanos. Incluso hay uno en el que puedes ver cómo trabajan con la técnica del soplado de vidrio.

Y si vais entre mediados de julio y finales de septiembre también descubriréis que se celebra el Festival fotográfico de Pueblos y Naturaleza.  Y La Gacilly se convierte en una galería de arte al aire libre que puedes visitar de manera libre y gratis.

Algo que también nos llamó la atención es el olor que hay en La Gacilly. Una parte del pueblo huele a lavanda y jabones.  Con lo que aprovechamos para hacernos con algún recuerdo de nuestro paso por este pueblo.

Nuestro  último pueblo antes de regresar al hotel será Rochefort en Terre, situado a 22 km de La Gacilly y a 37 de Vannes.  Es otro de los pueblos de Bretaña que tiene las categorías de Pequeña ciudad con carácter y Pueblo más bello de Francia y uno de los imprescindibles a visitar. Su núcleo urbano es uno de los mejores conservados de los siglos XVI y XVII. Y de nuevo nos encontramos con un pueblo lleno de flores, con casas de piedra también adornadas sus fachadas con multitud de flores y con calles adoquinadas.

Hay que aparcar en un parking a la entrada del pueblo (2€). En el recorrido por Rochefort en Terre vimos muchas tiendas con garrapiñadas hechos de manera artesanal. Todo el pueblo está adornado con flores. No falta el pozo en mitad de la plaza y muy cerca de la Oficina de Turismo.

En lo alto del pueblo se puede visitar el Castillo de Talhouet, del Siglo XII, que aunque no se puede ver por dentro porque es privado, sí se puede dar un paseo por su parque hasta las 18.30. La entrada que nos lleva hasta el castillo está flanqueada por grandes árboles.

Una vez en el castillo nos encontramos con un pozo que custodia la entrada al castillo. Junto al castillo hay una pequeña ermita.

Por último, Roquefort en Terre en 2016 fue elegido como el pueblo favorito de los franceses. Un motivo más para hacer un alto si os animáis a recorrer Bretaña.

Regresamos a Vannes y cenamos en Les Remparts . Un restaurante situado en frente de las murallas, a poca distancia del Puente de La Prisión. Una de las mejores cenas que hicimos en nuestra ruta por Bretaña y Normandía.

5º Día: Vannes –  Pont Aven – Quimper – Pointe du raz – Locronan – Saint Brieuc

En nuestro 5º día de ruta por Bretaña y Normandía  dejamos el departamento de Morbihan para entrar en el departamento de Finisteré. Recorreremos 356 kilómetros antes de llegar a Saint Briecu, donde nos alojaremos en el hotel Brit Hotel Saint Brieuc durante 3 noches.

La primera parada del día será en Pont Aven, a 91 km de Vannes, conocido como el pueblo de los pintores.  De echo, Gaugin fue uno de sus ilustres vecinos. Encontramos parking gratis justo en frente del puerto, en una zona con línea blanca (en la línea azul se puede aparcar gratis durante 1,5 horas).

Los rincones más bonitos de Pont Aven los encontramos a orillas del rio Aven y siguiendo el paseo Xabier Grall  que te lleva por pasarelas llenas de flores y que cruzan varias veces el río. En el recorrido también se pueden ver alguno de los molinos de agua que aún siguen en pié.

Una de las cosas que nos llamó la atención es la iglesia de Pont Aven. En concreto el color azul intenso de su techo de madera y que evoca al cielo. Se puede entrar a visitarla gratis.

Hay otro lugar que no puedes dejar de visitar para entender por qué Pont Aven era refugio de muchos pintores. El Bois d´Amor (Bosque del Amor) fué inspiración de pintores postimpresionistas. Se encuentra a las afueras del pueblo y de nuevo, un camino entre árboles, sigue el curso del río.

Dejamos Pont Aven para ir hasta Quimper, a 35 km. Quimper es una ciudad grande y es también la capital del distrito de Finisterre. De echo, es la más grande que hemos visitado en Bretaña hasta la fecha. Aparcamos a orillas del rio Odet. Esta vez tenemos que sacar un ticket en las máquinas, con lo que hay que poner una hora límite para regresar a cambiar el coche o movernos a otro punto de nuestra ruta por Bretaña y Normandía.  La Oficina de Turismo está en una calle en frente de la Catedral.

Buscamos el centro neurálgico de Quimper. Y la Catedral de Saint Corentin. Seguimos viendo las casas con entramados de madera tan típicos en toda la zona. Es un buen momento para comprar cerámica, porque Quimper es famosa por ella.

No nos complicamos a la hora de buscar dónde comer y nos acercamos hasta el mercado de Quimper. Hay un montón de sitios donde comer. Nosotros elegimos un italiano atendido por una chica que hablaba muy bien castellano y nos contó que había vivido durante un tiempo en Donosti.

Se nos echa la hora de cambiar el ticket de la máquina, así que decidimos coger el coche y acercamos a visitar Notre Dame de Locmaria, a las afueras de Quimper, que nos han dicho que tiene un bonito claustro.

Seguimos nuestra ruta por Bretaña y Normandía hacia el cabo más occidental de Bretaña y toda Francia. Pointe du Raz, situado a 50 km de Quimper. Hay que pasar el pueblo de Lescoff y al final está el parking  (6,50 €) donde se deja el coche antes de llegar a Pointe du Raz.

Se puede ir andando hasta la punta a través de dos rutas. Una de ellas de 30 minutos y otra de 15 minutos y que sigue el mismo recorrido que la furgoneta (navetta) que se puede coger donde está la Oficina de Información. Te deja justo donde está el monumento Notre Dame de Naufrages.

Precio del viaje en furgoneta 1,00 €. Desde el monumento hasta la punta se va andando. Es un pequeño paseo. Desde allí se tienen unas vistas alucinantes donde pasar un buen rato.

Antes de llegar a Saint Brieuc para hacer el checkin en nuestro hotel, paramos en Locronan, a 45 minutos de Pointe du Raz y volvemos a encontrarnos con el cartel de Pueblo más bonito de Francia y el de Pequeña Ciudad con carácter. Dejamos el coche en el parking que está a la entrada del pueblo (4,00 €). Si llegas más tarde de las 19.00 es gratis.

Locronan es pequeñito. Se recorre bien. Lo más reconocible es la plaza con el pozo lleno de flores y que ha salido en muchas películas y anuncios. La arquitectura ha cambiado. Ya no vemos casas con los típicos entramados de madera. Ahora son casas de granito oscuro. Pero lo que no cambia es su decoración floral!!. Nos encantó este pueblo de Bretaña.

Desde la calle principal se ve la iglesia de San Ronan que tiene una vidriera muy bonita y un púlpito de madera color aguamarina. Quizás un poquito oscura por dentro, pero aún así hay que entrar!. Además, es gratis.

6º Día: Saint Brieuc – Morlaix – Locquirec – Faro Ploumenach – Paimpol – Saint Brieuc

Sexto día de ruta por Bretaña y Normandía.  Hoy recorremos 232 Km recorridos antes de regresar a nuestro hotel en Saint Brieuc. Y nuestro primer destino del día será  Morlaix, situado a 50 km.

Lo primero que vemos al llegar a Morlaix es su acueducto, en mitad de la ciudad. Justo debajo hay un gran parking de pago, pero avanzamos un poco más hasta encontrar un sitio cerca del puerto y sin tener que pagar. Allí está también la Oficina de Turismo. Tiene baños públicos en la planta baja.

Morlaix no es de los pueblos que más nos hayan gustado de Bretaña. También es cierto que el día no nos acompañó mucho.  Lo que más nos gustó fue la plaza, alrededor de la cual hay un montón de casas medievales, algunas con figuras de madera en su fachada.

Aprovechamos que sigue chispeando para sentarnos en una cafetería del centro y tomarnos un café cream (1,80 €) con un croasant (1 €).

Nos movemos hacia Locquirec, a 21 minutos de Morlaix. Locquirec tiene un puerto muy bonito con aguas claras y turquesas.

Llegamo a la hora justa de comer, así que entramos en un restaurante frente al puerto. Los dueños, muy majos, hablan un poco de castellano. Nos llamó la atención la carta, presentada como si fuera un tbeo de Tintín. Nos dejamos aconsejar por los dueños y pedimos unos maules con crema, de rechuparse los dedos, y un postre aún mucho más bueno.

Tampoco nos parece un pueblo demasiado grande, pero paseando llegamos hasta el Grand Hotel Des Bains Spa Marin,  un hotel spa al que pudimos entrar a ver su jardín y asomarnos a las vistas que tiene a la playa.

Cambiamos de región y nos adentramos en la Cotes D´Amor. Nos acercamos a la Costa de Granito Rosa, vamos hacia el Faro de Ploumenach, situado a 17 minutos de Perros Guirec.

Pasamos el parking del pueblo y nos vamos a uno que está en la parte superior. Es de pago, hay que sacar el ticket en las máquinas. Se puede poner en castellano y se puede pagar con moneda o con tarjeta. Nos cuesta 4€.

El Faro de Ploumenach está hecho de granito rosa, con lo que se mimetiza perfectamente con el entorno.  Este no es el original, que fue destruido en la Segunda Guerra Mundial en 1944. Es una copia realizada en 1945. No se puede visitar.

Hay que seguir un camino sencillo entre rocas gigantescas, algunas con formas que simulan animales, para llegar hasta el faro. Es el que llaman sendero de los aduaneros. Lo curioso de la zona es, a parte del tamaño de las rocas, su color rosado que dicen que con el atardecer aún es más notorio. Nosotros estuvimos a primera hora de la tarde con lo que no pudimos constatarlo. Pero sin duda, el lugar bien merece un alto en el recorrido por Bretaña.

En el faro hace muchísimo viento, así que no está de más ir un poco abrigado. Por la zona hay un montón de rutas para hacer entre las enormes rocas.

El siguiente punto de nuestra ruta de hoy sería Paimpol,  a 51 minutos del Faro de Ploumenach.  Llegamos ya a última hora de la tarde por lo que vimos muy poco de este lugar. Nos acercamos hasta su puerto y enseguida buscamos una una crepería para cenar. De nuevo, contamos con la ayuda de una chica que estaba cenando a nuestro lado, y que hablaba un poco de castellano, para elegir de la carta.

Terminada la cena regresamos a nuestro hotel en Saint Brieuc. Un baño en la piscina y a descansar.

7º Día: Saint Brieuc – Erquy – Cap Frehel – Fort La Latte – Saint Malo – Cancale – Dinan – Saint Brieuc.

El recorrido de hoy será de unos 212 km antes de regresar a Saint Brieuc. Seguimos adentrándonos en el departamento de la Costa del Amor.

El primer destino en nuestra ruta es Erquy. Íbamos con la idea de ver los tres farallones en los que se inspiró Uderzo para hacer Asterix y Obelix. Pero no llegamos a verlos. No los encontramos. En Erquy nos acercamos hasta el puerto, que en ese momento estaba con marea baja. Lo único destacado es el faro de color rojo con las letras de Erquy. No perdemos mucho más tiempo en visitar el resto de Erquy.

Cap Frehel o Cabo Frehel, a 26 minutos de de Erquy, está situado en un entorno natural, con acantilados de más de 70 metros y en la Costa Esmeralda. Es un lugar que durante siglos fué considerado el fin fel mundo.  Hay un par de  aparcamientos de pago para dejar el coche (3€). Uno de ellos te deja justo debajo del faro. El otro está unos pocos minutos más alejado.

El Cap Frehel es una zona con varios senderos para pasear. Incluso uno te lleva hasta el Fuerte La Latte. Lo más destacado de todo el entorno es el Faro del Cabo Frehel. Uno de los más potentes de toda Francia que puede verse a más de 53 kilómetros de distancia.

Se puede subir al faro (3€). Tiene un ascensor pero ese día no funcionaba por lo que nos tocó  subir 143 escalones en espiral. Afortunadamente, entre piso y piso, y de vez en cuando, teníamos pequeñas zonas donde parar a coger aliento. Una vez arriba, se tiene unas bonitas vistas de toda la zona.

Si vais con el tiempo justo, tal vez sería uno de los puntos prescindibles de esta ruta por Bretaña y Normandía. Y más teniendo en cuenta que muy cerca de aquí está Forta la Latte, que sí merece la pena acercarse a conocerlo.

Visitar Cap Frhel y no acercarse hasta  Fort La Latte es impensable. Más aún sabiendo que apenas les separan 4 kilómetros. En Fort la Latte podemos dejar el coche gratis en el parking que hay habilitado. Allí mismo, hay zonas de mesas con árboles perfectas para comerte unos bocadillos después de la visita.

Desde el parking hay que andar un poco hasta llegar a una verja que tendremos que atravesar para continuar por un camino durante unos 10 minutos, cruzando un pequeño jardín. Justo al llegar a la entrada del fuerte nos encontramos con la taquilla donde sacar el ticket (5,70€) para entrar en el fuerte. Merece la pena.

Fort La Latte es un castillo de aspecto inexpugnable cuya misión fue la defensa de su territorio de las invasiones de sus vecinos ingleses. Construido a 60 metros de altura sobre el mar, flanqueado por dos acantilados y con una muralla y puente levadizo. Una vez dentro, se puede subir hasta la torre de vigía.

Tardamos aproximadamente 1 hora entre visitarlo y hacer fotos. Dentro hay una tienda de souvenirs. Y tanto en el fuerte, como en los alrededores, tuvimos mucho viento fuerte y frío. Así que no te olvides de coger alguna chaquetita o algo que echarte por los hombros.

Salimos del fuerte con dirección a la ciudad corsaria de Saint Malo. Cambiamos de nuevo de departamento y entramos en el de Ile et Vilaine. Tenemos casi una hora y media por carreteras estrechas y con un bonito paisaje antes de llegar a Saint Malo. Nos cuesta un triunfo aparcar. Pero al final lo logramos, pagando, claro.

Entramos dentro de la muralla de Saint Maló y callejeamos. Hay mucha tienda de ropa, creperías, cafeterías, etc. Nos tomamos un café (3 €) que sabe a rayos. Malo, malo y caro carísimo!. También vemos a mucho músico callejero, pintores, retratistas…

Las mejores vistas se ven desde la muralla a la que subimos. Saint Malo se enorgullece de no haber sido conquistada nunca. La muralla, al igual que otros monumentos y edificios de Bretaña, también fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial y vuelta a recontruirse más tarde.

Visitamos también la Catedral de Saint Vicent que, por ahora, es la más grande que hemos visto en nuestra ruta por Bretaña y Normandia.

Cancale, a tan sólo 18 minutos de Saint Malo, era otro de los puntos previstos en nuestra ruta por Bretaña y Normandía. En esta ocasión, el reclamo era ver los criaderos de ostras y los puestos de venta de este producto en las inmediaciones del puerto. Pero, tal vez porque no tengamos el morro tan fino y no sepas apreciar las excelencias de este molusco, apenas dimos una vuelta con el coche por el puerto y nos fuimos en dirección a Dinan, de la cual sí que nos habían pedido encarecidamente que no dejásemos de visitar.

Así que media hora más tarde estábamos llegando a Dinan (ojo no confundir con Dinard, que también está cerca de Saint Malo). Como llegamos pasadas las siete de la tarde no fue necesario poner ningún ticket de aparcamiento. Y tal vez, también por la hora que era, nos sorprendió encontrarnos con muy poca gente.

Una vez aparcados, buscamos la calle Jerzual que es la que baja hacia el puerto. Con una pendiente larga y bastante pronunciada lo primero que piensas es “que luego hay que subirla”, pero os arrepentiríais enormemente si no la bajáis. Para mí, una de las calles más bonitas de todo el viaje. Indescriptible. Es…como si entrases en uno de los cuentos de Perrault (no te diría yo que El Gato con Botas o Cenicienta estén inspirados en este pueblo). No hay rincón que no te pares a hacer una foto. Dinan es para verla. No para contarla.

Una vez abajo, la misma calle te deja en el puerto. Una zona llena de restaurantes. Nosotros decidimos cernar en una pizzería al final de la calle Jerzual, casi llegando al puerto. Volvemos a tener suerte y nos atiende una chica que habla castellano perfectamente. Pedimos un par de pizzas hechas en el horno de leña que tenemos detrás y terminamos con dos cafés. Los peores que hemos tomado en toda Bretaña. Y mira que los de Saint Malo eran malos!!.

De regreso al coche al coche nos topamos con un grupo de música celta con bailarines. El punto final para terminar nuestra visita a Bretaña. En poco más de media hora estamos de vuelta en nuestro hotel de Saint Brieuc. Mañana nos adentramos en Normandía para continuar nuestra ruta.

Nos vamos de Bretaña con muy buenas sensaciones. Nos han encantado todos y cada uno de los pueblos que hemos visitado. Aunque, si tuviéramos que elegir nos quedábamos con estos 5 pueblos de Bretaña que nos han enamorado. Igualmente, nos han maravillado todos los espacios naturales a los que nos hemos acercado. Probablemente nos ha faltado tiempo para verlo todo más detenidamente y seguro que nos hemos dejado muchos pueblecitos con encanto por el camino. Hemos descubierto una zona de Francia que nos ha enamorado. Tanto su paisaje como sus gentes. Y no descarto volver otra vez porque tiene tanto para ver!!.