Después de un invierno pasado por agua y un comienzo de primavera que se intuía húmedo también, decidimos aprovechar el día tan bueno que se nos brindaba. Así que, una vez de deliberar rutas que no nos alejasen demasiado de casa, nos decantamos por Cantabria. En un principio nuestro destino iba a ser Bárcena la Mayor. Pero… no siempre los planes salen como uno los idea. En fin.
Nuestra primera parada Torrelavega. Aparcamos a la entrada y, cómo no, buscamos alguna terraza para tomarnos el primer café mientras decidíamos hacia dónde ir. Como no lo teníamos demasiado claro optamos por seguir la recomendación del dueño del bar y visitar Cartes, a tiro de piedrade Torrelavega.
Cartes es un pequeño pueblo declarado Conjunto Histórico Artístico en 1985. En realidad, más bien es una única calle. Eso sí, llena de encanto, con sus casas blasonadas y portalones adornados con vistosas flores. Pero lo que más nos llamó la atención es la entrada a esta peculiar calle, flanqueada por dos torreones góticos procedentes de una fortaleza medieval.
Siguiente destino Riocorvo, perteneciente al municipio de Cartes. También está declardao Conjunto Histórico Artístico y al igual que Cartes, también es una única calle. Pero aquí lo que destaca es su arquitectura civil de los siglos XVII y XVIII formada por casonas y palacios.
Y después de recorrer los dos pueblos iba siendo ya hora de buscar algún sitio para sentarnos a tomar algo. Y en Riocorvo, hay una pequeña plaza con una vistas extraordinaria, donde tiene instalada la terraza el bar La Plazuela. Y allí, disfrutando de las vistas y comentando lo visto hasta el momento, pedimos unos refrescos y algo de picar (un poco lentos a la hora de servir).
Después de comer nuestro siguiente destino iba a ser Bárcena la Mayor, pero al preguntar cómo podríamos llegar nos informaron que debíamos dar un rodeo bastante grande y viendo que la tarde se nos iba echando encima pensamos que lo mejor sería cambiar de planes e ir pensando en regresar a casa. De camino de vuelta paramos en Puente Viesgo (donde hace años iba la selección española a relajarse a su famoso balneario). Un paseo por su Vía Verde hasta llegar a su hermoso puente de madera sobre el río Pas y una vuelta por el pueblo, que tampoco es que tenga mucho que ver…
Ya de camino a casa la última parada. Un capricho. Visitar el Palacio de la Magdalena en Santander, por fuera. Subir, un paseo al rededor de él y unas fotos para la posteridad.