Martes. Suena la alarma del móvil. Nueve y cuarto. Qué sueño!. Me he pasado media noche despierta. Cortesía del perro de algún vecino. Es lo que tiene dormir en el campo. Con tanto silencio, a cualquier ruido parece que le ponen altavoces!!!.
Desayunamos en la terraza de la posada. Como a mí me gusta!. Zumo de naranja, algo de fruta, Cola-Cao, bizcocho recién hecho y tostadas con mantequilla y mermelada. Hay que coger fuerzas para el día que nos espera. Hoy toca ir de “senderismo”.
Le indicamos a nuestra GPSa que nos lleve hasta Sepúlveda. De ahí parte la “Senda de los dos rios” que nos llevará por la orilla del rio Duratón. Y nos lleva, pero últimamente tiene predilección por las carreteras comarcales en no muy buenas condiciones. Varias señales de “cuidado que puedes pinchar” lo atestiguan. En contraposición, los paisajes por los que nos mete son preciosos. Y completamente diferentes a los del norte. Amplios campos de girasoles, todos buscando el sol. Y amplias extensiones de sembrados haciendo diferentes tonalidades en la tierra. Me recuerda a una colcha hecha de password (esas que se hacen con retales diferentes).
En Sepúlveda aparcamos fuera del casco urbano. Hay aparcamientos bien señalizados. Justo al lado tenemos un supermercado. Aprovechamos para comprar agua y una barra de pan. Y nos vamos para la oficina de turismo, en la Plaza Mayor. Nos informan sobre la ruta que queremos hacer. Yo pensaba que había que pedir permiso para entrar en el parque. Nos dicen que sólo en época de cría de los buitres. Entre enero y julio.
La ruta sale de las inmediaciones del Santuario de Ntra. Sra. de la Peña. Mapa en mano buscamos la calle que nos lleva hasta allí. Pasamos por una de las puertas que aún se conservan de la ciudad. La del Azogue o Ecce Homo. Hay una pequeña caminata hasta llegar al Santuario. Pero como vas entre calles se hace entretenido. Llegamos al Santuario. Está abierto. Antes de entrar, capturamos el código QR que aparece en su puerta. Todo un acierto lo de los QR!!. Y escuchamos las explicaciones que nos dan!.Ya estamos listos para entrar. Un eurito para iluminar el altar protegido por un verja. Y todo se vuelve de oro!. Hecha la visita salimos y nos acercamos al mirador sobre el rio Duratón. Buenas vistas. Algún que otro buitre por las cercanías. El calor aprieta. Los 33 grados que anuncia un termómetro callejero nos quitan las ganas de hacer la Senda de los dos ríos.
Cambio de planes. Nos vamos a ver la Ermita de San Frutos, en Villaseca, a poco más de un cuarto de hora en coche de Sepúlveda. De Villaseca hasta el aparcamiento, casi cuatro kilómetros por un camino mal asfaltado y de polvo. Pero se llega. Dejamos el coche en el parking y desde allí un kilómetro escaso hasta la ermita. Esta vez andando. Con unas vistas y un paisaje inmejorables. Las Hoces del Rio Duratón. Y la curva más famosa y fotografiada del Duratón. También he leído que aquí vive la mayor colonia de buitres leonados de toda Europa. Que hacen sus nidos en las paredes rocosas del cañón. Y los prismáticos se han quedado en un cajón por casa!!.
El kilómetro escaso termina en la ermita de San Frutos. De ella solo queda en pie la ermita. El resto está en ruinas. Pero aún así tiene su encanto. Y el silencio y la paz que se respiran. Aunque de vez en cuando se oye el “graznido?” de los buitres que nos sobrevuelan y de los que están en las rocas. Y es que, por encima de nuestras cabezas hay más de una docena de ellos. De repente, una sombra rápida nos pasa. Un buitre volando a escasos metros de nosotros. Impresiona!. (Y acojona). Como para morirte allí mismo. Y el festín que se iban a dar!!.
Nos comemos los bocadillos sentados a la sombra. Hay que coger fuerzas para el regreso hasta el parking. Los 33 grados que calientan me hacen la subida eterna!. Pero llegamos. Y de nuevo a Sepúlveda. Estamos decididos a hacer la Senda de los Dos Rios. Pero más tarde. Cuando el sol descienda un poco. Mientras, aprovechamos para callejear por Sepúlveda. Los nombres de las calles tienen debajo una pequeña explicación del origen de esa calle. Interesante. Vemos mucho restaurante con horno para asar. De tiendas de regalos o de artesanía o de esas cosas…ni una. O están por otra zona. Nos sentamos a tomar algo fresquito en su plaza y hacer un poco de tiempo hasta que baje un poco la temperatura.
Decidimos subir con el coche hasta el Santuario de Ntra. Sra. de la Peña. Nos quitamos un buen repechito andando. Y a las 18.45 comenzamos nuestra ruta: “La Senda de los dos Rios“. En la guía pone que son unos 6 km de una ruta circular y que se tarda una hora y media o dos en hacerla. Dificultad media baja. Parece fácil. Y nos ponemos en marcha. Al poco aparece el primer cartel que nos indica que vamos bien. Y poco más adelante, desviado del camino, un arco de piedra. Es la Puerta de la Fuerza. Nos asomamos a ella. De allí hacia abajo es ladera de monte. Damos la vuelta y continuamos por nuestro camino. Todo asfaltado. Cuesta abajo. Aquí hay algo que no me cuadra. Y dónde está el rio por el que discurre la senda?. Y los puentes que anuncia la ruta que hay que cruzar?. Llegamos al final de la carretera asfaltada. Estamos en la carretera general, a la entrada de Sepúlveda. Mecagüen en todo lo que se menea!!!. Esta no es la senda!. Ala, media vuelta y a subir todo lo que hemos bajado!. En algún punto hemos tomado el camino equivocado. Y si hay que bajar por la Puerta de la Fuerza?. Si por allí no había camino?. Retrocedemos hasta la Puerta. Pues va a ser que es por aquí. Lo del nombre le va que ni pintado. Fuerza es la que tienes que tener en las piernas para bajar aquello. Y dicen que es de dificultad media-baja!. Pues nada. Para abajo. Ahora sí. Llegamos a la orilla del rio Duratón y cruzamos el Puente de Picazos. Durante un rato caminamos siguiendo el curso del rio. Entramos en una inmensa chopera. Hasta que nos topamos con unas escaleras de madera que nos suben a una pasarela que va pegada a la pared del cañon. Qué chulo!. Espero no habernos vuelto a equivocar y hayamos tomado otro camino. No son horas de perderse por aquí!.
Volvemos a descender. Empezamos a escuchar ruido de agua con más intensidad. Hemos llegado a la presa de la antigua Fábrica de la Luz. No estamos perdidos. Vamos bien. Allí mismo tenemos un cartel que nos marca la senda. Continuamos andando hasta llegar al Puente de Talcano, un puente romano del que sólo queda un arco.
Seguimos andando. Es una ruta un tanto intuitiva. En muchos tramos hay que decidir si se va hacia un lado o hacia otro. Llegamos hasta un parking. Ya tenemos que estar cerca de Sepúlveda!. En el parking volvemos a ver el cartelito de la Senda que nos indica por donde continuar. Cruzamos el Puente de Palmarejos y durante un rato nos acompaña el Duratón hasta que tenemos que abandonarlo. De nuevo, el cartelito nos indica por dónde hay que continuar. Imposible que tengamos que subir por ahí!. Ni que fuéramos cabras montesas!. Pues nada, “parriba”, que aquí no nos podemos quedar!. Y mientras me dejo el último aliento en la subida voy pensando ” …que es una senda de dificultad media-baja… pero quién coño la ha catalogado así?. Juanito Oyarzabal?”. Y salimos a la carretera. Cruzamos y enfilamos hacia Sepúlveda.
Antes de ir a por el coche hacemos un alto en la plaza. Hay que reponer fuerzas. Unos refrescos y algo para picar. A las diez estamos ya en la posada. Ducha y cena ligerita en la terraza. Acompañándonos, un cielo limpio y estrellado. Mañana nos tomamos el día con más relax. Toca Segovia y La Granja y su Palacio de San Idelfonso.