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Sierra de Urbasa. Urederra y Bosque Encantado (I)

Nacedero Urederra.

Por fin encontramos un fin de semana para acercarnos hasta Baquedano y recorrer el río Urederra, en la Sierra de Urbasa, hasta su nacimiento.

Salimos de Erandio dirección Baquedano a las 9.00 de la mañana. La temperatura es buena. En cambio, euskalmet y otras agencias meteorológicas consultadas desde los móviles nos auguran lluvias y tormentas en Baquedano. Cruzamos los dedos, a ver si hay suerte y empieza a llover a partir de la tarde, que para entonces ya habremos hecho la ruta. De todos modos, el paraguas va en la mochila. Por si acaso.

Antes de llegar a nuestro destino atravesamos parte de la Sierra de Urbasa. El paisaje es precioso. Y salvaje. Tenemos que circular con precaución. Una manada de caballos se cruza en nuestro camino. No tienen prisa por cruzar. Aprovechamos para bajar del coche y hacernos unas fotos con los caballos de fondo. Impresiona tenerlos tan cerca!. Uno de ellos, enorme, se dirige hacia nosotros. Mejor nos vamos al coche, que parece que a éste las fotos no le hacen gracia…

Caballos en la Sierra de Urbasa.

Seguimos hacia Baquedano. Pero vemos el cartel que indica que estamos cerca del Balcón de Pilatos. Paramos. Tenemos tiempo. De momento no se aprecian nubes que amenacen ni lluvia ni tormenta. Tan solo andamos unos pocos metros para poder apreciar todo el valle de Las Améscoas. Las vistas son inmejorables. Con más calma, podríamos haber bordeado el acantilado y asomarnos a su vertiginosa caída de 900 metros. Otra vez será!.

Balcón de Pilatos
Vista del Valle de las Améscoas desde el Balcón de Pilatos

Ahora sí!. Llegamos a Baquedano de donde sale el sendero que nos llevará al nacimiento del rio Urederra.  Dejamos el coche en el parking. No hay más sitios para dejarlo. Pasamos por un pequeño puesto donde nos dan información del sendero y de otros lugares cercanos que podemos visitar. Al fin y al cabo tenemos todo el día. La única limitación es el clima y de momento… sin señales de lluvia. Más bien todo lo contrario.

Lo siguiente es que nos den las pegatinas que nos identifiquen como visitantes autorizados de la senda del rio Urederra. Sin ellas, no se puede pasar. Nosotros hicimos la reserva por internet (Reserva Entradas Nacedero Urederra). No hay que pagar. Hay un cupo de visitantes al día. Si se sobrepasa toca esperar a que la gente vaya saliendo para poder entrar. Lo que si hay que pagar es el parking. Pero tampoco es demasiado. Algo más de tres euros por coche.

Para entrar en el parque sólo hay que atravesar el pueblo de Baquedano siguiendo las indicaciones de “ruta Urederra”. El pueblo es bonito. Justo al final, antes de comenzar el sendero, hay un bar. Perfecto para hacer la última visita al baño y tomar algo fresquito antes de comenzar la ruta!.

Todo el recorrido, hasta llegar a la cascada, está bien señalizado. Y si no, con seguir a la gente es suficiente. Pronto empezamos a oír el sonido del agua y en nada comenzamos a ver las primeras pozas. Aquí el agua aún no tiene ese color característico con el que aparece en las fotos. La ruta, en algunos tramos, se hace un pelín complicada. La otra vez que estuvimos nos pareció el recorrido más llano. Seguimos avanzando. Con precaución. Ayer llovió y algunos tramos están resbaladizos. “Hoy es el día perfecto para que más de uno se rompa una pierna” ha sido la advertencia de la chica de información. Habrá que pisar con cuidado!.

Rio Urederra

Según vamos subiendo, el agua empieza a tomar el color turquesa tan fotografiado. El paisaje es espectacular. Junto al azul turquesa del agua se mezclan el verde de los árboles y el azul intenso del cielo. La cámara de fotos echa humo!!.

Rio Urederramore
Rio Urederramore
Rio Urederramore
Rio Urederramore
Rio Urederramore

El último trozo es el más duro. O igual es que el cansancio empieza a hacer mella. Pero llegamos. Y allí está. La cascada tiene una caída de más de 100 metros. Pero lo que la hace especial es el paisaje que la rodea. Llegar hasta ella se hace complicado. Hay que sortear alguna que otra roca. Y estando mojadas como están…la maniobra se complica un poco. Yo mejor me encaramo en un alto que hay para verla. Y la vista merece la pena. La cascada da a una especie de laguna que se ha ido formando, como si fuera un anfiteatro. Por supuesto de aguas turquesas. Las fotos no le hacen justicia.

Cascada nacimiento Urederra

Aprovechamos el lugar para sentarnos , comer los bocadillos y descansar. El ruido del agua de la cascada y la sombra de los árboles son el complemento perfecto. Un poquito menos de gente…y el paraíso!!.

Pero hay que regresar. Nos esperan algo más de cinco kilómetros hasta el parking. La vuelta la hacemos más ligeros. No paramos a hacer tanta foto. Los pies empiezan a notar el cansancio. Y esas aguas tan turquesas. Y tan fresquitas que deben de estar…No me lo pienso. Nos acercamos al borde de una de las pozas. Playera fuera. Primero una. Y meto el pie hasta el tobillo. El agua helada. Pero mi pie lo agradece infinitamente. Qué gusto!. Repito la misma operación con el otro.

Rio Urederra

Continuamos. El último tramo se hace más pesado. Ya no hay tanta sombra. Lorenzo ha decidido llevar la contraria y calienta a base de bien. Ni indicios de tormenta y mucho menos de lluvia. Llegamos al bar. Asfixiados. Pedimos unos cafés con hielo bien fresquitos y unos helados.  Y mientras nos bebemos el café y nos comemos los helados, planificamos la siguiente ruta.

El bosque encantado de Larraona.

No era nuestra intención visitar este lugar. Ni habíamos oído hablar de él. Pero cuando la chica de información del parking de Urederra nos contó lo que podíamos encontrarnos en él decidimos que había que visitarlo. Así que para allí nos vamos.

Hay que llegar hasta el pueblo de Larraona.  No está demasiado lejos de Baquedano.  A la entrada del pueblo, a mano derecha, está el desvío. Señalizado. Tenemos que pasar por delante de un “parque de aventura” y dejar el coche por ahí. Hay que subir andando. Un cartel advierte que está prohibido subir con coches bajo multa de 60 a 600 euros. Unos 20 minutos de “repechito” nos dijo la de información. Se le olvidó comentar que el “repechito” tiene un desnivel considerado. Pista de asfalto. Sol de justicia. Y apenas sombra. Menos mal que el paraguas va en la mochila. Improvisamos una sombrilla con él. Ya puede merecer la pena el bosque…

Con la lengua fuera dejamos la pista asfaltada. Un poco más adelante hay una fuente. Perfecta para dar un buen trago y meter la cabeza debajo. Ahora el camino es más llevadero. En pocos metros cruzamos una valla verde y enseguida divisamos las ermita de San Benito. Hemos llegado. Allí no se oye ni un alma. Qué paz!.

Ermita de San Benito en las inmediaciones del Bosque Encantado

El lugar es precioso. Arboles enormes. El suelo está cubierto de un manto de hojas secas. La ermita está rodeada de un bosque.

Bosque Encantadomore
Bosque Encantadomore
Formación rocosa dentro del Bosque Encantadomore
Bosque Encantadomore

Nos adentramos en él. Sin rumbo. Buscamos las rocas cubiertas de musgo que le dan ese aspecto mágico. Encontramos alguna. Durante un buen rato recorremos el lugar. Hasta que escuchamos a lo lejos un trueno. Mejor vamos bajando, que al final se van a cumplir las predicciones meteorológicas. Dejamos el bosque con la sensación de no haber visto todo.

Bosque Encantado de Larraona

Regresamos por donde habíamos venido. Si pensábamos que la bajada iba a ser mucho más fácil que la subida nos equivocábamos de cabo a rabo. El desnivel, esta vez hacia abajo, empieza a pasar factura en las piernas. Para reponernos de la caminata entramos a tomar algo en el bar que hay a la entrada del parque de aventuras. Hasta que la ventolera que se levanta  y las nubes de tormenta que se acercan nos convencen de que es mejor montar en el coche y llegar cuanto antes al  hotel.

En poco más de una hora llegamos a Viana. Tenemos el hotel muy cerca de Logroño. Hacemos el check in y nos citamos en una hora y media para ir a cenar. Pero lo primero es lo primero. Un buen baño relajante en la bañera de la habitación. Y como nuevos!!.

Sartén de boletus, huevos y patatas fritas

Por fin se cumplen las predicciones que anunciaban agua y tormenta. Llueve como si echaran baldes de agua. Qué barbaridad!. No queda otra que esperar a que escampe un poco.  No tarda mucho en parar. Así que cogemos el coche y en menos de cinco minutos estamos en Logroño. Cenamos en la calle Laurel. Dónde si no!. Unos cafés en una plaza cercana y para el hotel. Mañana tenemos una cita con la brujería.

Mariarka :Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.

View Comments (4)

  • Nos quedamos con ganas de ver mas del bosque magico.
    Que lugar mas tranquilo, como si se parara el tiempo, la sensacion de que en cada rincon de este lugar haya algo por descubrir.
    Hay que repetir.

    • Pues vais a tener que volver!!! Pero no lo digo por el bosque encantado (que también) sino porque no se puede ir a la Laurel e irse sin tomar el vino y el pintxo "típico" de cada bar, y hay unos cuantos!!!

      • Jajaja. Es verdad!. Cuando volvamos tendremos que incluir también el "turismo de pintxo" por la calle Laurel!!.