Turisteando por Bilbao
Hoy nos hemos levantado con ganas de turisteo. Habían anunciado lluvias. De momento, algún claro asoma timidillo. Por la hora que es, muy lejos no nos podemos ir. Tampoco tenemos nada planificado. Decidimos ir a Bilbao!. Llevo tiempo pensando en hacer alguna foto por la zona de Bilbao la Vieja, el muelle Martzana…
Con la cámara colgada al cuello cogemos el metro. Nos bajamos en el Casco Viejo. Salida Begoña. Atravesamos el Casco Viejo en dirección a la ría. Hacia el Nervión. Nos damos de bruces con el Mercado de la Ribera.
Entre los muchos méritos del Mercado de la Ribera está el haber entrado, en 1990, en el Guinness como el Mercado Municipal de Abastos más completo, siendo el más grande que existía entonces en cuanto a número de puestos y comerciantes. Y el de mayor tamaño cubierto que existía en Europa!!. Ahí en nada!!.
Pero a parte de sus puestos, de su tamaño y de su arquitectura, hay algo que le hace diferente. Las vidrieras que luce. Preciosas.
Así que, emulando a otros turistas, decidimos entrar y hacerle algunas fotos. A estas horas, el mercado está en pleno apogeo. Gente que se mueve de unos puesto a otros buscando la mejor oferta. Subimos a la planta de arriba. Unos puestos con más clientela que otros. Nos damos una vuelta por ellos.
Nos asomamos a los ventanales que tiene, desde los que se obtiene una buena vista de la ría, del puente de San Anton, de la iglesia y del muelle Martzana.
Rodeados los puestos de la segunda planta, nos bajamos a la primera. Aquí está la zona de bares y cafeterías.
Distintos negocios hosteleros conviven unos junto a otros. Todos compartiendo un mismo espacio. Las barras llenas de pintxos. Toda una tentación!.
Mesas altas y bajas para sentarte. Alguna zona más relajada, con sofás. Y afuera, en un lateral del Mercado, una pequeña terraza, con vistas a la ría. En verano se tiene que estar de fábula ahí fuera!!. Por un momento dejo volar la imaginación a otros lugares más lejanos. Qué cosmopolita te me has vuelto, Bilbao!!. Y qué bien te sienta!.
Salimos. Luego volveremos a tomarnos un cafecito o lo que se tercie.
Pegado al Mercado está la iglesia de San Antón y su puente. Dicen las crónicas que ya existió un “puente de San Antón” anterior a la fundación de la Villa de Bilbao, allá por el 1300. Pero las continuas riadas tiraban cada dos por tres el puente, hasta que en 1870 el Ayuntamiento, aburrido ya, lo cambió de ubicación y lo puso donde lo vemos hoy en día. Pero tampoco aquel puente de San Antón es el mismo que conocemos hoy en día. Durante la Guerra Civil se volaron todos los puentes que había sobre la ría del Nervión. El de San Antón incluido. Y se tuvo que volver a reconstruir. Y ése sí. Es el que ahora conocemos.
Subimos y lo cruzamos en dirección a la zona de Bilbao la Vieja. Hoy viene con poca agua. Hay marea baja. Pienso en los ajusticiamientos que tenían lugar aquí. Las orillas llenas de gente para ver al reo. Era el entretenimiento de la época. El que más público congregaba era el “empozamiento”. Destinado únicamente a gente ilustre. Nobles y banderizos. Se les ataba de pies y manos y con una piedra colgada al cuello los lanzaban a la ría. Aquí mismo. En el puente. Y allá que se iban hacia el fondo.
Nos asomamos un poco a Bilbao la Vieja. Pero volvemos sobre nuestros pasos y cruzamos de nuevo el puente, hacia la otra orilla. Oigo a un niño preguntarle a su padre que para qué sirven las iglesias. “Buena pregunta, hijo”, le escucho decir al padre. “A ver cómo te explico yo ésto”. Y allí le dejo al hombre, buscando una respuesta. No lo va a tener muy fácil!.
Seguimos la ria hacia Atxuri. Qué poco conocemos esta zona!. Pasamos por delante del Instituto Campuzano y de la estación de tren de Atxuri. Un edificio de estilo neovasco. Si pasáis por ahí, fijaros en el escudo que tiene sobre la puerta principal. En realidad es un conjunto de escudos formado por el de Bizkaia y Gipuzkoa, entrelazados por el de Araba y las cadenas del escudo de Navarra. Al parecer, cuando se construyó esta estación, la compañía Ferrocarriles Vascongados tenía previsto hacerse con el Ferrocarril Vasco – Navarro, pero la adquisición no se produjo finalmente.
El siguiente edificio que nos llama la atención es el de las escuelas de Maestro García Rivero, que hoy en día sigue cumpliendo la función para la que fue edificado. Educar. De echo, en la fachada se puede ver aún la separación que se hacía entre niños y niñas. Una puerta por donde entraban los niños y otra por donde lo hacían las niñas.
Llegamos hasta la iglesia y convento de la Encarnación. Está cerrada. Una pena. Nos hubiera gustado verla por dentro. He leído que su interior es de estilo gótico y que contiene algunos nichos sepulcrales con escudos genealógicos.
Llegados a este punto, decidimos que ya está bien por hoy de investigar nuevos horizontes y que va siendo hora de acercarnos de nuevo al Mercado de la Ribera y tomarnos algo. Que nos lo hemos ganado!.
Pero antes de llegar, una última foto al puente de San Antón. La vista quizá más emblemática de Bilbao. Por algo aparece en el escudo de la villa. Y en el del Athletic, faltaría más, siendo como es otro de los iconos de nuestro Bilbao. Y mira tú por dónde lo vamos a ver también en el logotipo de la Eurocopa 2020, que Bilbao va a ser una de las sedes oficiales.
Ahora sí. Entramos en el Mercado y buscamos una mesa. Tarea ardua porque está todo lleno. Pero al final conseguimos una. Pedimos algo para beber y un par de pintxos. Nos cuesta decidirnos entre todos los que hay!.
Va siendo hora de volver a casa. Seguimos la ria dirección a otro puente. El del Arenal. Vamos dejando atrás el muelle Martzana con sus edificios de colores, Bilborock antigua iglesia reconvertida en sala de conciertos y otras actividades culturales, la estación de la Concordia o de Santander hasta llegar al teatro Arriaga.
Desde aquí, volvemos a introducirnos en las calles del Casco Viejo, dirección a la estación de metro.
Pero antes, una visita a la Plaza Nueva. Más en concreto a sus bares y restaurantes. La última antes de irnos a comer. Entramos en el restaurante La Olla. La elección no es casual. Han ganado el primer premio al mejor bar de pintxo de Bizkaia 2015-2016.
Así que es de obligado cumplimiento entrar y degustar un par de pintxos. No defraudan en absoluto.
Y si necesitáis ir al WC, es un buen momento para hacerlo. Y si no también. Bajaros donde están los baños. Son muy curiosos de ver.
Y ya que estamo ahí, y aprovechando que estaba vacío, curioseamos un poquito por el comedor. Muy bonito también. Y original!.
Damos por terminada la mañana en Bilbao. Han sido apenas dos horas y media pero nos han cundido bien. La próxima nos perderemos por el Casco Viejo. Os habéis fijado la cantidad de edificios emblemáticos, curiosos y bonitos que tiene?.