Miércoles. Segundo día en el Valle de Benasque. Las alarmas de los móviles suenan a las 9.00. Lo primero, asomarme a la ventana. El pronóstico no auguraba un buen día. Pero se ha equivocado. Luce un lustroso sol!. Aunque estamos en los Pirineos. Y aquí el tiempo es muy caprichoso.
Después de darle unas cuantas vueltas, nos decidimos por la excursión al Forau de Aiguallut. No vaya a ser que mañana sí que llueva y no podamos hacerla. Es una excursión sencilla. Sin demasiada dificultad. Que somos casi vírgenes en esto del montañismo. La aconsejan si es la primera vez que estás en el Valle de Benasque.
Preparo las mochilas. Sigo las instrucciones que nos han dado. Jerséis por si hace fresco. Chubasquero por si llueve. Ropa algo más abrigada por si bajan mucho las temperaturas. Gafas de sol por si hace mucho sol. Crema de sol para no quemarnos. Embutido para los bocadillos. Habrá que comprar pan. Frutos secos para el camino. Agua fresquita. También hay que comprar agua. Móviles con las baterías a tope. Deberíamos haber comprado un cargador de baterías. Bastones. Y lo más importante. Antes de irnos, decirle a Carmen dónde vamos. No vaya a ser que nos perdamos. Yo creo que está todo ya.
9.30 bajamos a desayunar. Colacao o café. Galletas surtidas. Algo de salchichón. Queso de producción propia. Y tostadas, recién hechas, con mantequilla y mermelada. Echo de menos el zumo de naranja. Carmen nos lo sirve todo en una bandeja. Otros huéspedes llevan ya un rato levantados. Hablan entre ellos. Como viejos conocidos.
Subimos a la habitación a por las mochilas. Dejamos dicho a Carmen dónde nos vamos. Y le decimos a nuestra GPSa que nos lleve a Benasque. En poco más de diez minutos llegamos. Buscamos un super. Hay que comprar el agua y el pan para los bocadillos. Preguntamos por Llanos del Hospital. Allí comienza nuestra ruta de hoy. No tiene pérdida. Seguir la carretera y a unos 9 kilómetros, a mano derecha, tomar el desvío a Llanos del Hospital.
En pocos minutos estamos en Llanos del Hospital. A 1760 metros de altitud!. Aquí mismo hay un parking, gratuito, donde dejar el coche. A la entrada, un puesto de información. Y también allí, la cola del autobús para subir a La Besurta. Que si quieres puedes subir andando. Los coches, ahora, lo tienen prohibido.
Nos ponemos a la cola. Enseguida llega el autobús. En orden vamos subiendo. Ida y vuelta 5 €uros. Cada uno. Arrancamos. Una pista asfaltada y estrecha nos lleva hasta La Besurta. Ya estamos a 1.860 metros de altitud!!. Sigue luciendo el sol y la temperatura es buenísima. Estamos de suerte.
Nos bajamos del autobús. Las vistas son espectaculares. Allí mismo hay una caseta que hace las veces de bar. Y un pequeño sitio acondicionado con sillas y mesas. Y lleno de gente. Deben ser los madrugadores que ya están esperando el autobús de vuelta.
Son las 11.30. Ajustamos los bastones y…por dónde hay que ir?. Fácil. Sólo hay que seguir a la marabunta de gente. Gente de todo tipo. Parejas de jóvenes. Familias con niños. Padres con bebes cargados a la espalda. Jubilados. Esto tiene pinta de que va a ser un paseo hasta llegar a Aigualluts!. Mejor.
Nada más empezar cruzamos un pequeño puente de madera sobre un riachuelo. Allí mismo está indicado el camino a seguir. No tenemos que perder de vista las marcas rojas y blancas. Y a la gente. De aquí también parte una ruta a los ibones de Villamuerta. Esa, para otra ocasión. Y empezamos a subir poco a poco. Ya estamos con las cuestas!. Pero el paisaje lo compensa.
Enseguida llegamos a una bifurcación. De frente, al refugio de la Renclusa. A la izquierda, a Aigualluts. Y nos vamos para la izquierda. Como el resto de gente que sube. Hasta ahora ha sido un paseo. Empieza lo bueno.
Y seguimos subiendo. Menos mal que llevamos los bastones. Bendito invento. Lo mismo sirven de soporte para salvar las rocas del camino que te evitan te desmorres ladera abajo. Pienso en los niños de corta edad y padres con bebes a la espalda.
Me doy cuenta del poco fondo que tengo. De vez en cuando, entre tanta cuesta arriba, un pequeño respiro. El camino se allana. Y ahí recupero terreno!. Hasta la siguiente subida.
“Falta mucho para llegar?”. No lo pregunto yo. Y no será por ganas. Oigo que alguien contesta “…sólo queda una última subida y luego una bajadita. Llanear un poco y enseguida se llega a la cascada”. Palabras que son música para mis oídos. Bajadita. Llanear. Cascada. Ya estamos casi!!.
Un último esfuerzo y llegamos a la cascada de Aiguallut. Por fin!. Al fondo, el Aneto y su Glaciar. Con sus 3.404 metros de altitud. Majestuoso. Merece la pena el camino para contemplar esta vista.
Soltamos bastones y mochilas. Unas cuantas fotos y nos sentamos a comer los frutos secos. Nos merecemos el pequeño tentempié.
Pero aún no hemos llegado al final. No. Queda una última subida. Nada. Un pequeño repechito y…
… llegamos al paraíso. Ante nuestros ojos una gran explanada por la que discurre apaciblemente varios riachuelos formando meadros. Como telón de fondo el Aneto y su glaciar. Por mucha foto que haga, nunca mostrará la belleza del lugar. Precioso!!.
Recuperados del primer impacto visual una idea se apodera de nuestra mente. Descalzarnos y meter los pies en el agua. Buscamos un sitio tranquilo a la orilla del riachuelo. Volvemos a soltar todos los trastos. Nos descalzamos. Fuera calcetines y… ahhh!, qué gusto. Qué fría!. Cómo relaja nuestros cansados pies!!. Me podría pasar el día entero con los pies así…. Bueno. Quizás unos minutitos. El agua está helada!!. Es hielo puro!!. Coño, cómo duele!!. Mejor los sacamos. A ver si se nos van a congelar!!.
Ya relajados y medio congelados los pies, nos preparamos sendos bocatas y los comemos allí mismo. Sentados en la hierba. Al lado del riachuelo. Contemplando el paisaje. Y el Aneto. Ni el mejor restaurante del mundo podrá competir con semejante vista!.
Pero hay que regresar. Empiezan a asomarse las primeras nubes. A ver si nos pilla la tormenta aquí arriba. Volvemos a recolocar todo en su sitio y arrancamos. Antes, una última mirada a este sitio.
Toca descender todo lo subido. La bajada es mucho más rápida. De vez en cuando algún resbalón. No va a mayores gracias a los bastones. Aún sigue subiendo gente.
Son algo más de las 14.00 cuando llegamos abajo. El autobús aún no ha llegado. Sube uno cada 25 o 30 minutos. Nos pedimos algo fresquito para beber en el chiringuito que hay. Enseguida la gente empieza a hacer cola para el autobús. A las 14.30 estamos ya de regreso a Los Llanos del Hospital. Empiezan a caer las primeras gotas.
Con el coche decidimos acercarnos hasta el hotel que está allí mismo. Nos han aconsejado visitarlo. Por su decoración. Todo en madera. Fue un antiguo “hospital” de peregrinos. Pero en este caso, la palabra “hospital” tiene un significado diferente a la que le damos hoy en día. Hacía referencia a “hospitalidad”. La que proporcionaban a todos los que cruzaban los Pirineos por aquellos montes.
Entramos. Afuera empieza a llover con más ganas. Buscamos una mesa y pedimos. Un par de cafecitos y una super madalena. Y mientras nos lo comemos, contemplamos la decoración. Madera por todos los lados.
Antes de irnos, una visita a su museo. Está en recepción. Hay que bajar unas escaleras. Allí está contada la historia de Benasque y del hotel de Llanos. Desde sus inicios hasta hoy.
Salimos. Ha dejado de llover. Decidimos acercarnos hasta Cerler. Nos pilla de camino a casa. El desvío hay que cogerlo antes de llegar a Benasque.
Empezamos a subir… Y subir… Y subir…Como sigamos así tocamos techo!. El paisaje que nos rodea…acongoja!.
Llegamos a Cerler. Antes de entrar en el pueblo, un cartel nos avisa.
“Cerler, el pueblo más alto del Pirineo Aragonés”.
Como si no lo hubieras adivinado!!. Estamos a unos 1.530 metro de altitud. A pesar de la altura, la temperatura sigue siendo buena. Aparcamos y nos damos una vuelta por el pueblo. Me imagino que en invierno estará a rebosar de esquiadores. Hoy está muy tranquilo.
Buscamos la parte antigua. Sus casas son de piedra gruesa y ventañas pequeñas. Diminutas. Son para aislarse del frío. Que antaño dicen que las nevadas que caían eran memorables. De tener que hacer túneles bajo la nieva para andar por el pueblo!.
Vamos recorriendo el pueblo poco a poco. En una de sus calles está Casa Cornell. Si tiene la puerta abierta, entrad. Es un alojamiento. Fijaros en su patio porticado.
Seguimos callejeando. Hay mil detalles en cada casa que vemos. Y llegamos a la parte alta. Sí. Cerler también está en cuesta. Hay una pequeña plaza y la iglesia parroquial del siglo XVI.
Aprovechamos para sentarnos y contemplar las vistas. Qué vistas!. Estamos rodeamos por las montañas del parque Posets-Maladeta. Muchas de ellas superan los 3.000 metros.
Regresamos. Son las 17.00. Pero antes de irnos de Cerler buscamos una cafetería. Nos cuesta encontrar una. En la parte antigua no vemos ninguna. Nos tomamos un par de infusiones con hielo en una que hay cerca de la carretera principal.
Seguimos de ruta. Siguiente pueblo, Anciles. A 2 km de Benasque. Dejamos el coche a la entrada del pueblo. No se puede entrar con él. Anciles es peatonal. Está declarado Conjunto Histórico Artístico. Y se anuncia como que “…se ha conservado especialmente inalterado, con muy pocas reformas o nuevas construcciones”. Y que tiene “un conjunto de casas solariegas o infanzonas único en todo el Pirineo Aragonés”. Con semejante carta de presentación era inevitable una visita.
El pueblo es pequeñito. Se recorre muy bien. Y es llano!. Nos llama la atención los llamadores de las puertas. Alguno con formas peculiares…
Y algunos escudos que vemos en las fachadas de las casas. Al parecer, tener un escudo en la familia era lo más!. Y tenía muchas ventajas económicas y sociales. Si te vas fijando en las fachadas puedes encontrar hasta siete escudos diferentes pertenecientes a siete linajes nobles.
Dejamos Anciles. Son ya las 18.30. Por hoy se han terminado las excursiones. Estamos agotados!. Nos vamos para Sahun. A casa. A descansar un rato. Y poner en orden todo lo visto hoy. Luego, una ducha y iremos a cenar a Eriste. Al mismo restaurante que estuvimos ayer. Los tres picos. Nos gustó la cena, así que hoy repetimos.
Mañana haremos la otra ruta. La del Botánico y Gorgas del Alba.