Valle de Benasque. Gorgas del Alba.

Jueves. 9.00  de la mañana vuelven a sonar los despertadores. Afuera luce el sol. Bien!. Los pronósticos del tiempo no han dado ni una!.  Hoy tenemos claro el “planing” del día. Haremos la senda del Botánico y Gorgas del Alba. A priori, parece sencilla. Con un desnivel de 130 metros y una distancia en total de poco más de 2 kilómetros. Y aconsejada para hacer con niños. Con estos antecedentes, muy difícil no parece… Luego, nos acercaremos hasta Benasque y terminaremos con la ruta del Solano. Pueblos, perdidos, de montaña.

Una vez organizadas las mochilas y desayunados ponemos rumbo a Benasque. Paramos a comprar agua y pan para los bocadillos. Hecha la compra seguimos camino. La ruta parte desde el hotel Turpin. Un poco antes de llegar al desvío hacia Llanos del Hospital. Hay que ir con cuidado de no pasárselo. El cartel que indica el desvío al hotel tuvo tiempos mejores.

Recorremos unos pocos kilómetros con el coche, hasta llegar a un camping. El hotel está allí mismo. Pegadito al camping. Buscamos sitio para aparcar. Mochilas a la espalda. Bastones listos y nos vamos. Tenemos que seguir la carretera hasta dar con un puentecillo de madera. Ahí es de donde parte la ruta. Espero que no seamos los únicos en hacerla. A ver si nos vamos a perder…

Enseguida damos con el puente. Y con más gente. No vamos a ser los únicos en hacer la ruta. Qué alivio!. Cruzamos el puente y a nuestra izquierda aparece un panel informativo de la ruta. Nos paramos a leerlo. Igual que si fueran jeroglíficos. No entendemos nada. Lo mejor será que no perdamos de vista a la gente.

A cada paso tenemos un cartel informándonos del tipo de árboles y arbustos que nos vamos encontrando. Es el sendero botánico. El rio Esera nos acompaña todo, o casi todo, el recorrido.

Tras un breve recorrido, no exento de alguna que otra cuesta, llegamos a una pequeña cascada.

Seguimos el camino por entre árboles. Se agradece la sombra. Pero la alegría dura poco. Enseguida nos topamos con un pendiente. Aquí deben estar acumulados todos los metros de desnivel!. Qué suerte de bastones. Como compensación podemos contemplar al otro lado del valle las cascadas de Aigües Pases.

Llegamos arriba. Y ahí está. El banco!. En ese momento pienso que no existe mejor lugar en el mundo donde colocar un banco!. Me abandono a él sin remedio. Y me tomo mi tiempo antes de dejarlo.

Pero hay que seguir. Y seguir subiendo. Al cabo de un rato de marcha entramos en un bosque de hayas. Sorprende el contraste.

Allí tenemos un nuevo panel informativo. Se nos plantea un dilema. O seguimos hacia las Gorgas del Alba o continuamos por el bosque de hayas. Decidimos seguir las recomendaciones de otros senderistas. Continuamos por el  bosque de hayas. Es un pequeño camino circular. Subes por un lado. Bajas por el otro.

Atravesamos el rio Esera por algún puente de madera. Salimos a una “carretera”. Por un lado vas al hotel de Llanos del Hospital. Por el otro al hotel Turpin. Nosotros volvemos a introducirnos en el bosque de hayas.  Descendemos hasta llegar, de nuevo,  a los paneles informativos. Esta vez sí, nos vamos hacia las gorgas. Toca bajar una pendiente bastante pronunciada. Solo espero que luego no tengamos que volver a subirla. En cinco minutos llegamos abajo. Nos damos de bruces con una pasarela metálica que cruza el rio Esera. Ya vemos las gorgas!!.

Siguiendo el sendero llegamos a un primer mirador. Gente hasta en la bandera. Abajo, algún valiente, o inconsciente,  se ha metido en el agua.

Desde aquí ya se pueden ver bien las dos cascadas. Pero seguimos subiendo hasta llegar al segundo mirador. Hay algo menos de gente. Y la vista de las cascadas es aún mejor.

Durante un buen rato disfrutamos de la vista. Bueno… Siempre que no se ponga nadie delante para sacarse la foto.

Hay que seguir. Recuerdo la cuesta que hemos bajado hace un rato. Ya estoy cansada sólo de pensarlo!!. Pero no hay que volver por el mismo sitio. Continuamos hacia adelante. Siguiendo el sendero. Y a la gente. Que no nos falte la gente!!.

El camino es tranquilo. Alguna que otra pendiente, pero se sube bien. Despacio. A mi ritmo. Hasta que a lo lejos oigo como se va acercando poco a poco una recua de chiquillos!!. Todos ellos guiados por un par de monitoras. Se avecina una cuesta!. Y ésta es de las que tiene pendiente!. Aprieto el paso. La monitora y los niños detrás. Siento la presión!. Los niños hacen carreras entre ellos para adelantarse. La monitora no les deja sobrepasarla!. Se me está acabando el oxígeno. Pues yo no me paro!. Los muy jodidos suben cantando!!. Y yo ahogándome!!. Menos mal que se acaba la cuesta y empieza una bajada!!. A partir de aquí les saco ya ventaja!!.

Hemos llegado de nuevo al hotel Turpin. Esta vez salimos por el lado del camping. Ha sido una ruta circular. Ahora, a buscar un lugar para comer los bocadillos. Siguiendo el curso del río tenemos una estupenda campa al mismito lado del río. Y allí mismo soltamos mochila y bastones.

Y repetimos. Fuera playeras y al agua pies!!. Igual de helada que ayer. Y a pesar de ello, hay gente bañándose!.

Después de comernos los bocadillos, sentados cómodamente a orillas del río, nos vamos a tomar el café al hotel Turpin. En su terraza. Disfrutando de las vistas.

Volvemos a ponernos en marcha. Siguiente punto a visitar en nuestro orden del día,  Benasque. Situado en el corazón de los Pirineos. Aparcamos y buscamos  la zona más antigua. Está a la entrada del pueblo si es que vienes de Sahun. O a la salida si, en cambio, vienes del hotel Turpin, como es nuestro caso.

Benasque ya es otra cosa. Es un pueblo grande. Con bastante comercio. Hay una tienda que nos han aconsejado visitar. Barrabes. Si tienes intención de comprar algo relacionado con el montañismo, ésta es tu tienda. No es nuestro caso. Nos asomamos a su entrada. Vemos que tiene escaleras que suben a otros pisos. Mejor lo dejamos para otra ocasión.

Entramos en la parte antigua de Benasque. Llama la atención las pedazo montañas que le rodean. Son las Tucas de Ixeia. Murallas levantadas por la naturaleza que alcanzan los 2.832 metros de altura como si tal cosa!.

Callejeamos durante un buen rato. Benasque no tiene cuestas!. Vemos edificios antiguos, de los siglos XIII al XVII. Algunos muy bien conservados. Otros..no tanto.

Las construcciones muy similares a las vistas en Anciles o en Cerler. Pero hay una que nos llama la atención. Y que sobresale por encima del resto. Es una torre coronada por almenas. Emblema de Benasque, que sale “retratada” en todos los folletos turísticos de la zona. Por supuesto, nosotros no íbamos a ser menos!. Y nos dedicamos un buen rato a hacerle fotos. Cual modelo de pasarela!!.

Las calles de Benasque están llenas de rincones con mil detalles. De nuevo nos fijamos en las aldabas de las casas. Igual de curiosas que las de Anciles.

Damos por finalizada la visita a Benasque. Estamos agotados!. Se empieza a notar los kilómetros andados estos dos días. Y que tenemos poca práctica en esto del montañismo. No. Corrijo. Ninguna práctica. Nos vamos al coche. Pero yo no me resisto a hacer la última ruta. Mientras vamos llegando, ya descansaremos!!.

Y allá nos vamos. Esta ruta nos pilla de camino a Sahun. Un último esfuerzo!. Que a saber si volveremos alguna vez. Nos vamos a hacer la Ruta del Solano. Cuatro pueblecitos de montaña. Situados allá donde cristo perdió los clavos. De carreteras estrechas a más no poder. Y con el atractivo de que en alguno de ellos apenas vive gente, pero todos con un paisaje digno de aparecer en National Geographic!.

Según nos acercamos a Sahun, a mano izquierda cogemos el desvío que nos llevará a Eresué. Situado a 1.352 metros de altitud. Pasamos de largo. En menos de tres minutos llegamos al siguiente pueblo. Ramastué. Hemos subido un poco más. Estamos a 1.420 metros. El pueblo más alto de los que vamos a visitar. Unas vistas panorámicas. Como en todos.  Y una iglesia, que aún en ruinas, mantiene un porte altivo y elegante. Tres vecinos sentados a la sombra, nos saludan.

Ahora toca bajar un poco. En cinco minutos llegamos a Liri. A 1.325 metros de  altitud. A la salida de él, he leído,  hay una cascada. Junto a las ruinas de un molino.

Este ya es un poco más grande. Las vistas, como hasta ahora. De quedarte minutos u horas contemplándolas.  Damos una pequeña vuelta por su casco urbano. Por supuesto, en cuesta. Encontramos un bar. Al parecer el único del pueblo. Hace también las veces de albergue. Precios económicos. Nos tomamos un par de refrescos y un helado.

Salimos de Liri. Yo no veo por ningún lado el  molino. Mucho menos de la cascada. Ni tan siquiera oigo ruido de agua. Me habré equivocado con la información?.

Siguiente de mi lista. Arasan. La información que tengo dice “…paisajísticamente es digno de ser visitado. Casas de los siglos XVI y XVII”. Yo solo veo una cuesta. La subimos. Alguna casa curiosa por el camino. Arriba de la cuesta, la iglesia. Tiene aspecto de estar abandonada. A su vera, un pequeño cementerio. Volvemos a bajar la cuesta. En el cielo, unos cuantos haciendo parapente.

De camino al coche nos cruzamos con un lugareño en tractor. Tiene cara de gustarle poco las visitas.

Nos vamos al último pueblo de esta ruta. Urmella.  Aquí la carretera se estrecha aún más. Hay que estar con ojo. A la izquierda aparece el desvío hacia Urmella. Si no estás atento, te lo pasas. Y tienes que volver a subir por Liri, luego Arasán y volver a tener cuidado de no pasártelo de nuevo. A no ser que quieras entrar en bucle.

Llegamos a Urmella. A 1250 metros. Encajonado en un valle. En la información que tengo dice que es el más despoblado de todos. Apenas 50 vecinos.  La carretera termina aquí.

Lo recorremos. Es muy pequeño. Y tranquilo. No hay nadie por las calles. Casi parece abandonado. Casi. En el jardín de una de las casas unos cuantos juguetes.

Fin de la ruta.  Damos media vuelta con el coche. Ya es hora de volver a casa. A Sahun. En cuanto entre por la puerta de la habitación me voy a abalanzar sobre la cama!!. Luego, si eso, ya me daré una buena ducha. Cenaremos, como todas las noches, en Eriste. Mañana estaremos de regreso a casa.