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… Y de repente Liendo!

Después de una semana de agua y más agua hoy nos despertamos con un cielo medianamente azul que nos pilla de sorpresa y que nos hace, en cuestión de segundos, plantearnos alguna excursión. Claro que, conociendo a esta impresentable, caprichosa y cambiante primavera que nos ha tocado este año, lo mismo dura el azul del cielo un suspiro.

Así qué, dónde vamos?. Google maps (por ver la distancia) y app del tiempo en mano (por ver la meteorología) vamos descartando lugares. Peñarrubia. Lejos. Y dan lluvias. Olite. Lejos también. Y dan lluvias. Hossegor. Que me apetece a mí cambiar de páis!. Lejos. Y encima autovía. Y dan lluvias. Mala idea!. Joder, si llueve por todas partes menos aquí!.

Pues nada. Algún sitio cercano iremos, que si llueve nos demos la vuelta y para casa. Tiramos hacia Cantabria. Hacia Ubiarco, a ver la ermita de Santa Justa. El cielo azul continúa con nosotros.

Pero a mitad de camino decidimos desviarnos de la ruta. Desde la autovía, antes de llegar a Laredo y pasado Castro, siempre me ha llamado la atención una pequeña llanura en un paisaje montañoso, salpicada de casas con sus tejados rojos y con una iglesia blanca al fondo…Como de cuento… Es el Valle de Liendo. Dejamos la autovía y tomamos dirección Liendo.

Y de repente…Liendo.

Antes de llegar a Liendo paramos en el Mirador Antonio Ruiz. Dejamos el coche en un pequeño parking que hay junto a alguna mesa y subimos una pequeña cuesta hasta alcanzar el mirador. Desde aquí tenemos una impresionante vista de todo el valle.

Valle de Liendo

Volvemos a la carretera y seguimos las indicaciones hacia Liendo hasta alcanzar la que nos lleva, entre árboles, a las primeras casas. Delante nuestro un caserón con un arco de piedra en medio por el que continúa la carretera. Esto promete. Lo atravesamos.

Avanzamos con el coche un poco más…Para aquí!. Que he visto una terraza con bar, con una pinta… Y aparcamos. Poca gente por la calle. Empezamos a ver casas señoriales. Algunas en muy buenas condiciones, otras en plena reforma y alguna totalmente abandonada. Qué pena!.

Deseando tomarnos un cafecito, buscamos la terraza que hemos visto a la entrada del pueblo. No es ningún bar. Ni un restaurante. Es una posada. La Posada La Torre de la Quintana. Un lugar precioso, considerado patrimonio artístico del Valle de Liendo. La posada es una torre del siglo XV adosada a una casa del siglo XVII.

Si no fuera porque estamos tan cerca de casa nos quedábamos a pasar la noche!. Damos una vuelta a ver si encontramos a alguien que nos diga si sirven cafés en la terraza. Nada. Oímos voces. Pero no vemos a nadie. Pues algún sitio tiene que haber donde poder tomarnos un café!. Desde la autovía se ve una iglesia. Seguro que ahí hay bares!.

Volvemos al coche. Hay un cartel que indica Ayuntamiento y Polideportivo. Métete por ahí, que seguro que algo habrá. Siguiendo las indicaciones llegamos a un parking. Justo al lado del Ayuntamiento!. De ahí en adelante la calle es peatonal.

Y allí, delante del Ayuntamiento, tenemos la plaza, llena de árboles, de bancos, con la iglesia blanca al fondo y con una pequeña terraza a la sombra de los árboles. Aquí es donde está la gente del pueblo.  Estamos en Hazas, capital del municipio de Liendo.

Buscamos sitio en las mesas que están entre sol y sombra. Yo al sol. Nos sacamos unos cafés con hielo. Y los saboreamos despacio. Sin prisa. Contemplando la tranquilidad que nos rodea.
Poco a poco la terraza se va llenando de gente del pueblo. Todos se saludan. Todos se conocen. Igual es buen momento para levantarnos y dar una vuelta por Hazas.

Nos vamos hacia la iglesia de fachada blanca. Es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVII. Una de las más importantes de la zona y declarada Bien de Interés Cultural. Por fuera destaca su espectacular pórtico. En su interior hay un montón de retablos para ver, pero hay uno que resalta por encima de todos.  Es del siglo XVII  y está situado en el Altar Mayor. Aprovechamos que está abierta para entrar a verlo. No nos podemos entretener mucho porque la misa está a punto de empezar. Pero no nos defrauda.

Seguimos nuestro paseo por el pueblo. Nos sigue llamando la atención la cantidad de casas blasonadas que vemos. Todas o casi todas, con su buen trozo de terreno delante. Y la gran mayoría en buen estado.

En el recorrido que hacemos por Hazas vemos otro par de terrazas donde descansar y disfrutar de la tranquilidad. Una de ellas está muy cerca de la iglesia, pasado el cementerio (que tiene una inquietante frase en la puerta de entrada).  Es el restaurante Ambigú, al lado de un pequeño riachuelo y con mesas bajo los árboles. Como nos acabamos de tomar el café ya solo damos una vuelta para verlo.  Tiene también un curioso restaurante donde exponen algunas motos. Quién sabe!. Igual en otra ocasión nos animamos a probar, si no su comida, si un buen cafecito a la sombra!.

Playa de San Julian

El tiempo vuelo. Va siendo hora de arrancar hacia Ubiarco, pero no podemos irnos sin antes acercarnos a ver la  playa de San Julian, así que ponemos rumbo hacia Villanueva, a pocos kilómetros de Hazas. Por el camino continuamos viendo caserones y casas con blasones.

El camino hacia la playa está bien indicado. Dejamos el pueblo de Villanueva pasando por delante de un humilladero y tomamos una carretera que asciende. Arriba, a la sombra de los eucaliptos, hay un pequeño parking donde dejar el coche. Desde ahí sale una carretera por la que vamos a descender hasta la playa. O al menos hasta donde tengamos una buena vista. Que luego hay que subir toda la cuesta… Atravesamos, por un lateral, la verja.

Y unos pasos más adelante empezamos a ver la playa de San Julian. O la cala. El sitio es idílico. La playa pequeñita. Sin vigilantes. Sin chiringuitos. Sin servicios. Perfecta para perderse durante unas horas del mundo.

Desde arriba se pueden ver bien los acantilados de Peña Candina, lo más altos de la región. Y también la ensenada que hay. Será por eso que la rumorología dice que aquí fondeaban contrabandistas, que a la luz de los faroles, descargaban los fardos que traían.

 

Se va acercando la hora de comer. Donde hemos dejado el coche, hay una carretera empedrada que continúa subiendo. Vemos a un par de peregrinos que suben por ella. Arriba, un edificio derruido completamente. Dicen que es la ermita de San Julian. En otra ocasión subiremos a investigar.  Ahora, hay que decidir dónde comemos.

Y, por la hora que es ya, decidimos volver a Hazas y buscar un restaurante donde nos den de comer. Lo encontramos. Restaurante Casa Varona. Menú fin de semana, 12 €.

Pasamos al comedor. Solo un para de mesas ocupadas. La camarera, muy maja, nos canta el menú. Pedimos.  Y en menos de lo que canta un gallo tenemos ya el primer plato servido!. Paella de marisco que nos sabe a gloria bendita!. Poco a poco se va llenando el comedor. Aquí todos se conocen y se saludan. Como en la plaza!. Continuamos con el segundo. Pescado. Está bueno. Pero no supera a la paella. Y terminamos con una “tarta de la abuela”. De rechupete!. Y casera, como el resto de la comida.

Un par de cafecitos y ahora sí. Ponemos rumbo hacia Ubiarco. El cielo empieza a encapotarse. Cruzamos los dedos para que nos aguante sin caer una gota y poder ver la ermita de Santa Justa. Pero ésta, ya será otra entrada para otro blog.

Mariarka :Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.